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Kami, Takahashi y Daxon estaban sentados en la sala.

—Daxon...— dije en voz baja.

Él rápidamente se levantó y se acercó a abrazarme, yo seguía en shock y no le respondí el abrazo. Me separé de él y lo tomé de su cuello y lo besé.

La tos fingida de Takahashi me hizo volver a la realidad de que no estábamos solos.

¡OSOOOO!

Me mordí los labios con nerviosismo, no esperaba que nos vieran así, igual yo de estúpida que lo besé.

—¿Cuándo volvió?— le pregunté a Takahashi acercándome a ellos.

—Justo cuando saliste, como diez minutos después.—mencionó.

Mierda, de haber sabido me hubiera evitado el drama del bar.

—Pero... ¿Qué te paso? Estás toda despeinada y sucia de muchas cosas que desconozco.— preguntó Daxon.

—Ehhh... tuve un pequeño percance—sonreí torpemente— iré a darme un baño y ya vuelvo, ¿si?— comenté mirando a todos y subí a mi habitación.

Fue la ducha más rápida que me he dado. Ansiaba estar a solas con Daxon, sentía las hormonas al cien.

Para cuando bajé solo estaba él.

—¿Y los demás?—pregunte abrazándolo por detrás.

—Takahashi dijo que tal vez querías estar a solas conmigo. ¿Necesitas hacer unas pruebas?— dijo confiado.

—Si... necesito saber si aún sirve algo...— susurré en su oído y lo besé ahí— también quiero tocar a un amigote ballena— dije riéndome y bajando mi mano por su cuerpo hasta llegar a mi meta.

Daxon suspiró y sus manos me apretaron la cintura.

—Te extrañé tanto... ¿Y tú? — dije dándole pequeños besos en sus mejillas.

—Fue raro, porque te vi en mi memoria. Era extraño, parecía una película donde estábamos tú y yo. Por eso no quería volver, se sentía real— confesó llenándome de intriga.

Daxon no puede tener sueños.

Entonces ¿qué fue lo que vio?

—Yo soy real, Daxon.— dije tomándolo para que me mirara fijamente.

—Lo sé, el artificial soy yo.

—No quise dar a entender eso— me disculpé.

El negó.

—Es la verdad. Eres tan real que a veces tengo miedo de que un día mis sensores no enciendan más, de que, mis ojos no se iluminen al ver los tuyos. Mayte, temo ser desactivado.— dijo eso y me dolió esa confesión, no sabía que decirle porque era verdad.

Me relamí los labios y él no apartó la vista de ellos.

—¿Vamos a mi cama?— lo tenté

No me respondió, solo me tomó de la mano y me jaló arriba.

Takahashi no volvió esa noche.

Ni la otra.

Solo recibí una carta. En ella decía el plan para entrar a Mushibu, la hora de actuar y todo.

Y todo eso era mañana a media noche.

¿Qué si tenía miedo? Claro que si.

Esperaba no cagarla como es mi costumbre.


Perenne。Where stories live. Discover now