22 parte 2🤖

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—La hora de la verdad llegó Mayte.

Lo escuché decir, en realidad sentía mi mente más esclarecida, más recuerdos me inundaban y me confundían, más no se lo dije.

—Te escucho— susurré secándome las lagrimas.

—Años atrás el chico que viste, Dalton, era el director de Mushibu, era un joven tenaz y con una inteligencia suprema, su papá era un japonés y su mamá era estadounidense, por eso no tenía rasgos asiáticos, su padre fundó la pequeña empresa y él se metió de lleno, al morir sus padres él se quedó con todo, a sus 27 años él era el mejor diseñador de robots, pero era muy orgulloso con su imagen, casi no se dejaba ver, yo daba siempre la cara por las entrevistas o reuniones, su vida eran sus robots y su laboratorio.

—¿Y tú cómo lo conociste?— pregunté

Se paró a servirse un poco de té.

—Yo era amigo de su padre, fuimos juntos a la universidad, yo cuidaba también de Dalton.—respondió volviéndose a sentar.

Dalton... cada que escuchaba ese nombre en mi estómago se hacía un nudo.

—¿Y qué más? ¿Qué tengo que ver yo?— quise saber.

—Lo convencí de ir con unos inversionistas en Atlanta, por primera vez iba a dar la cara, fue ahí donde te conoció, Mayte.— me llevé la mano a la frente cerrando los ojos y tragando duro, sentía una extraña sensación, me dolía, realmente me dolía.

—Tú acababas de graduarte de la universidad, como estudiaste robótica fuiste a esa empresa para dar tu servicio, ambos conectaron desde que se vieron, para cuando Dalton volvió, era otro, juró que iba a regresar por ti.— continuó diciendo y sonriendo levemente.

"—¿Qué haces aquí?— pregunté confundida al verlo afuera de mi trabajo.

—Vine por ti, quiero conocerte más, un fin de semana no bastó Mayte.

Sonreí y grite internamente.

Me encantaba.

Me acerqué a él y le sonreí, se veía guapísimo con sus rulos cayéndole en la frente y esos ojos oscuros pero profundos que me gritaban que no lo dejara ir.

—¿Crees en el destino?—pregunté acomodándole el cabello.

—No, pero ahora pienso que era mi destino encontrarte, estábamos destinados a chocar— respondió riendo.

—Con mi torpeza, ¿verdad?— contesté sumándome a su risa.

—Si, hagamos que este encuentro sea perenne.— susurró contra mis labios.

Me moría por probarlos, lo soñé tantas veces desde que me despedí de él.

—¿Perenne?— pregunté entrecortado buscando su mirada.

—Algo permanente, perdurable, incesante, de larga duración, Mayte.— dijo acariciando su nariz con la mía— que no tenga intermisión."

—¿Fue por mí verdad?— respondí con los ojos aguados de nuevo.— lo acabo de recordar.

Takahashi asintió.

—Se casaron unos meses después, tus padres fallecieron en un accidente y él decidió traerte acá, a Tokio. Tú no te negaste porque estabas triste, pero volviste a sonreír con Mushibu, amaste tanto a la empresa que tú misma eras creadora de robots junto con Dalton, eran el equipo perfecto.

Los recuerdos de los dos riendo, jugando, diseñando, cenando, besándonos me estaba consumiendo.

¿Pero porque sentía el sentimiento de pérdida?

—¿Dónde está ahora él?— pregunté con temor, sabía la respuesta pero no quería confirmarla.

A Takahashi se le escapó una lágrima que rápidamente quitó de su mejilla.

—Mayte, antes que nada te pido perdón.— confesó

No dije nada esperando que él siguiera hablando.

—Llegó un diseñador e inversionista a Mushibu, quería asociarse pero Dalton no quiso, no confiaba en él, mucho menos yo. Rogó y rogó por semanas para entrar pero Dalton se mantenía en su posición al igual que tú. Más porque él conoció el nuevo proyecto en el que estaban trabajando ustedes.

—¿Cuál era ese proyecto?— pregunté seriamente.

Debía controlar mis cambios de humor.

—El primer androide que llevaría parte de ADN humano.— respondió.

Las tuercas en mi cerebro giraron y recordaron esos momentos donde el androide que estamos haciendo tenía semejanza con Dalton.

—¿Es eso posible?— nunca había escuchado de algo así, eso sería jodidamente increíble.

—En eso estaban, pero Dalton no lo terminó, no llegó a saber si su creación realmente funcionaba.— susurró lo último.

—¿Por qué?— pregunté bajito.

—Lo mataron— suspiré—una noche que ustedes salían de Mushibu los interceptaron, querían sacarle información de una u otra manera sobre ese androide, pero no contaban que en el proceso del accidente del coche Dalton muriera y tú perdieras la memoria.

Esto era demasiado para mi, nunca pensé que todo fuera sumamente impactante.

Me levanté y le di a entender que me diera unos minutos, subí a mi habitación y cerré la puerta. Me dejé caer en ella con la mano en el corazón, lloré como nunca imaginé, me habían quitado parte de mi vida, de mis recuerdos, de mi amor por ese chico, claro que si lo recordaba ahora, por eso sentí esa conexión con Daxon, porque son iguales físicamente.

¿Quién fue?

"—Hay algo raro en él, no confío, Dalton— mencioné cuando Madae se retiró de la empresa.

—Ni yo, aunque no creo que haga algo, se ve que es una persona seria.

—Tú y tu fe en las personas, pero yo no, algo se trae entre manos. Lo voy averiguar.

—No. No harás nada, no quiero que te expongas, tú y nuestro bebé deben de estar lo más seguros posible.— dijo acercándose para darme un beso.

Lo amaba tanto.

—Está bien, pero debemos buscar información sobre él..."

Madae hijo de su reputisima madre.

¿Nuestro hijo?

Bajé corriendo y Takahashi seguía en el mismo lugar, pensativo.

—¿Qué pasó con el bebé?— repliqué acercándome a él.

—Lo perdiste en el accidente.—cerré los ojos ante el dolor en mi pecho.

—Fue Madae ¿verdad?— volví a hablar, él asintió sin verme— y tú.. lo ayudaste, ¿no es así?
Tú sabías toda la verdad y dejaste que me metieran mierda en mi cabeza, y yo también soy dueña de Mushibu.— refuté, estaba sumamente enojada.

—Te expliqué la otra vez que me había amenazado con mi familia, pero igual me quedé para ayudarte, y ver el proceso al que someterían a ese androide.

—¿Y Daxon, que tiene que ver en esto?— pregunté ignorando parte de su respuesta.

—Él tiene ADN humano, tiene parte de Dalton.— respondió mirándome.

Oh por dios.

                              🤖

¿Qué tal? ¿Cómo estamos?

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Muchas graciaaaaas por leerme amix.

Perdón por los errores ortográficos no soy experta.

Perenne。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora