3. Inspiración

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Keith:

Adorable.

Es cómo describiría el sonrojo en las mejillas de Ada Akerman y otra razón para sentirme victorioso por lograrlo.

Me encanta esto, hacerla enfadar hasta que sus mejillas exploten.

Y sería creepy e increíble ver el resultado.

—Idiota.

Insultarme, es lo que hace cuando no puede darme una respuesta clara.

Desde que llegué esto nos pone en un 1/0

Sonrio. —¿Algo más que añadir?

—Solo apaga tu molesto ruido, Keith... o llamaré a la policía.

—Estoy practicando, Barbie.

De ninguna manera voy a cancelar la práctica por esta niña caprichosa.

—Usa audífonos.—Le doy una solución más simple.

Ella abre la boca y yo regreso con una sonrisa, le cierro la puerta y continuó con la práctica.




(***)





—¿Arreglaste tu problema? . —Pregunta Brianna con una sonrisa, lleva el bajo en las manos.

Cojo la guitarra, dispuesto a seguir, pero los curiosos de Broddy, el tecladista y Tristan, nuestro baterista, llaman mi atención.

—Tiene bonitas piernas.—Pronuncia Broddy y solo puedo imaginar a Ada, dando vueltas alrededor de mi patio, maldiciéndome hasta cansarse.

Tristas girándose hacia mí, pregunta.—¿Como puedes ser vecino de Ada Akerman y no haberla tirado?

—Conozco algo llamado códigos.—Ajusto la guitarra.

—¿Dónde quedan los códigos cuando tienes a una chica como ella?

—Pervertidos.—Dice Brianna con desaprobación.

—Y no es mi tipo.—Añado.

—¡Hey! Ada Akerman.—Pronuncia Brianna.—¿No es la chica a la que le quitaron el novio? La he visto un par de veces en el campus.

Brianna repitió un año, así que es probable que hasta haya llevado una clase con ella y Ada ni la note, no sería sorpresa.

—¡Hey!.—Alzo la voz al seguir viéndolos en la ventana.—Ya dejen eso.

—Que aburrido eres, Keith.

—Joder.

Con una sonrisa aparto la mirada de ellos y la pongo en Gavin, nuestro cantante, tiene una mirada preocupada sobre su teléfono.

Me le acerco.—¿Sucede algo, hermano?

Gavin niega y mete el teléfono al bolsillo delantero de sus pantalones.—No, todo está bien.

Lo miro incrédulo.

Él sonríe y coloca su mano en mi hombro.—Todo está bien, Keith.

Me suelta y se frota las manos, de camino al micro.

—Empecemos de nuevo.






(***)






—Nos vemos mañana.

—Buena práctica.

Antes de que Gavin salga, lo detengo.

—¿Algo que decirme?

Él sonríe, calmado.—Tranquilo, ya dije que todo está bien. No te preocupes.

Levanta su puño, pidiéndome responder, a lo que choco como respuesta mi puño contra el suyo.

—Nos vemos mañana.

Damos por finalizado y los cuatro salen por la puerta del sótano, me despido de ellos y antes de ingresar, observo a Ada en la ventana del primer piso.

Con un gesto en la mano, llamo su atención, a lo que responde cerrando las cortinas, me rio y el coche de mis padres se estaciona frente a la casa, bajan, al igual que Nancy, mi hermana de seis años.

—Cariño...

—Keith, debiste venir.—Nancy se vuelve hacia mí, respondo cargándola en mis brazos.—Estuvo muy divertido el coro.

Alzo mis cejas.

—Nora cada año lo hace maravilloso.—Responde mi madre.—Es una pena que Ada no siga los pasos de su madre.

Arqueo una ceja.—¿Y Ada tiene buena voz?

—Nora dice que sí.—Responde mi madre con una sonrisa.—Quizás algún día se anime.

—Keith, ayuda con las bolsas.—Me indica mi padre.

Bajo a la ratona y abro la puerta izquierda del coche.—¿Fuiste al supermercado?

—A Noche le falta comida.

—Demasiadas comida para solo un gato.—Respondo sonriendo.

—Ya conoces a tu hermana.

Ayudo a mi padre a meter las bolsas a la casa, Nancy corre hacía Noche y la sostiene en brazos, para servirle la comida en su plato.

—¿Qué debería preparar para la cena?

—Lo que prepares lo comeré, cariño.—Responde mi padre, a lo que ella sonríe.

—Demasiado afecto. Subiré.

—No hagas demasiado ruido, Keith.—Escucho a mis espaldas.






(***)





Toco los mismos acordes mientras pienso en la letra, con una mano sostengo el lápiz y termino tachando el fragmento que escribí en el cuaderno que yace sobre mi colchón.

—Mierda.

Noche aparece en mi puerta y salta a mi cama.

—¿Huyendo de Nancy?

—Meow.—Se frota en mi brazo, levantando la cola.

Sonrio y dejo la guitarra, para cargar a mi gato negro en brazos.

—¿Vienes a darme inspiración?

Vuelve a maullar y entonces la veo.

En la ventana de su habitación y la que está frente a mí, más allá del cuarto niña y de rosa fuerte que empalaga mis entrañas y mis ojos.

Veo a Ada.

Y por varios segundos me la quedo viendo.

Es justo lo que necesito para que la inspiración me regrese de golpe.

Bajo a mi gato, cojo la guitarra y empiezo a escribir.

No apuestes al amor (#2 Amores y Apuestas)Where stories live. Discover now