Capítulo 1. La carta de Lyxn.

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Alana subía las escaleras en absoluto silencio, tras ella la seguía su gato, al menos esa era su apariencia

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Alana subía las escaleras en absoluto silencio, tras ella la seguía su gato, al menos esa era su apariencia. En realidad era un Kneazle de color atigrado y mirada oscura, su apariencia parecía la de un pequeño depredador peligroso, pero en el fondo era cariñoso. Los Kneazle eran protectores de la familia, eran capaces de detectar intrusos, otras criaturas o a personas con malas intenciones y atacaba sin piedad... era una razón por la que había que tener un permiso especial para tener estos animales, pues había que saber controlarlos o llamaban demasiado la atención.

Había subido a la segunda planta de su casa, descalza, con los zapatos en la mano para no hacer ni un solo ruido. Confiaba en que su Kneazle llamado Salem, no la delatase. Desde que nació el animal la había seguido, como si fuera su guardián, aquello le agradaba mucho. Sentía como si fueran un equipo de aventuras.

Se asomo por la puerta de una habitación y observó como su hermana mayor hacía la maleta. Se iba y la dejaba sola con sus padres, no tenía queja de ellos, pero se divertía mucho más con su hermana. A pesar de ser mucho mayor que ella habían creado una conexión que a veces daba miedo. Lynx jugaba con ella, le contaba historias fascinantes, y le había enseñado criaturas que jamás pensó ver. Alana tenía a su hermana en un pedestal, la admiraba. Aunque fuese una adulta, era alegre, siempre la hacía sonreír y jamás la juzgaba, no parecía la adulta que realmente era. Podía contarle lo que fuese, confiaba en ella. A veces se sentía como si ella fuera una amiga de su edad, olvidaba que era mayor y tenía su vida, con sus responsabilidades y problemas.

Lynx alzó la cabeza cuando se sintió observada y miró hacía la puerta descubriendo a Alana mirándola y a Salem quien se acercó a ella para saludarla. Lynx sonrió y siguió guardando su ropa. 

-No te vayas. -dijo Alana entrando en la habitación.

-Tengo que hacerlo, tengo un trabajo nuevo. -explicó

-Pero aún es verano. -dijo Alana confusa.- Dijiste que iríamos al bosque a buscar criaturas...

-Lo sé... -Lynx hizo un gesto doloroso. Le dolía dejar a su hermana así, casi tanto como romper una promesa.- No esperaba recibir una carta solicitando mi ayuda... pero nos veremos antes de lo que crees -Lynx le guiñó el ojo para animarla.

-¿Por qué no me dices que trabajo es? -preguntó mientras la observaba guardar cosas. 

Alana se sentó en el borde de la cama con sus piernas colgando. 

-Quiero que sea una sorpresa. 

-Qué misteriosa -dijo Alana sonriendo, en un instante se puso seria y miró a su hermana deseando que comprendiera la profundidad de sus palabras- ¿Prometes que nos veremos pronto? 

Lynx dejo de guardar la ropa y alzó la mirada. Cerró la maleta con una sonrisa. Ella estiró su mano hacía Alana con el dedo meñique expuesto. Alana no dudo en entrelazar su meñique en una promesa silenciosa. Esas promesas eran irrompibles. 

Las Selwyn en Hogwarts (Saga La familia Selwyn) #1Where stories live. Discover now