Capítulo 4: Castigo.

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-Naruto...- Era él, aquel joven Uzumaki que ahora tenía un rostro completamente serio, acercándose lentamente hacia el grupo. Todos, incluidos el joven Kirsten, veían como caminaba hacia ellos con una ligera sensación de miedo recorriendo sus cuerpos. Eren apenas pudo pronunciar el nombre de su compañero recluta.

Una vez éste se puso frente a ellos, sin cambiar la expresión de su rostro, el resto que se encontraban a su alrededor lo observaban. Algunos con miedo, otros con curiosidad, expectantes en saber que pasaría.

Pero nadie se esperó que el rubio Uzumaki tomará las cabezas de ambos, chocándolas una con la otra, haciendo que se golpearan y cayeran al suelo. Los dos jóvenes gruñeron, sobándose las cabezas, mientras que los demás sudaban ante lo ocurrido. En el momento en el empezaron a levantarse del suelo, Naruto se cruzó de brazos, tomando la palabra antes de que pudieran quejarse con él.

-Eren...- Naruto llamó al castaño en un tono de voz bajo y frío que hizo que ambos se estremecieron al respecto. -Tal vez dije que eres muy valiente, pero no quita que eres demasiado impulsivo... Debes dejar de actuar como un niño.- El joven Jaeger no tenía planeado quejarse. Bajó la cabeza lentamente, sintiéndose avergonzado al respecto, mientras que el rubio pasaba su vista hacia el buscapleitos. -Y tu, Jean... ¿por qué no mejor te dejas de molestar un poco, y te metes en tus asuntos?- El nombrado simplemente simplemente arrugó el rostro, pasando su vista hacia un costado mientras gruñía. Ambos se sentían como si fueran sermoneados por sus padres.

-¡¿Qué se supone que ocurre aquí?!- Hizo acto de aparición el viejo Shadis, luciendo más molesto que antes. Se acercó hacia donde estaban los tres reclutas, quienes junto con los demás, se pararon firmemente mientras procedían a hacer el clásico saludo. -¡¿Y bien?!-

Tanto Eren como Jean empezaron a sudar frío, con miedo a decir alguna palabra. El resto solamente observaba temiendo lo peor. Y justo antes de que el viejo instructor dijera otra palabra, alguien que ninguno jamás pensó que diría algo, habló.

-Nada importante, señor. Una simple discusión- Respondió el rubio Uzumaki de manera firme, con la vista hacia adelante, ganando la atención de todos los reclutas, en especial la de Shadis. El viejo instructor levantó una ceja al escucharlo. Pudo notar como Jaeger y Kirstein tenían dos pequeños moretones en sus frentes, con las ropas algo sucias por la tierra, al caerse al suelo.

-¿Una discusión no te parece importante?- Preguntó el viejo instructor, frunciendo aún más el ceño. -¡Son compañeros! ¡Se supone que tienen que cuidarse los unos a los otros! ¡No hacer lo contrario!- Exclamó, erizando la piel de varios allí presentes. -¡¿Quién fue?!-

Los dos jóvenes que habían ocasionado esto, se mordían los labios con temor a decir algo. Sabían que ese sería su fin. Shadis los mataría. Aun así, de nuevo, nadie fue  capaz de prevenir lo siguiente.

-He sido yo, señor-

-¿Uzumaki?- El viejo Shadis levantó ligeramente ambas cejas, al ver como el rubio daba dos pasos al frente, con un rostro completamente serio. Estaba algo sorprendido al respecto, pero más aún eran el resto de reclutas, quienes abrían los ojos a más no poder. Especialmente Eren, quien tenía la cabeza ligeramente hacia abajo.

-Así es, señor. Yo soy el responsable de esto. Yo fui quien golpeó a los recluta Jaeger y Kirstein, señor.- Siguió diciendo mientras que el viejo Shadis entre cerraba los ojos, tratando de descifrarlo. Algo andaba mal en todo esto.

-¡Recluta Jaeger!- Llamó el instructor al joven junto al rubio, quien levantó la cabeza algo sorprendido. -¿Es cierto lo que dice el recluta Uzumaki?- El castaño se tomó unos segundos, mientras que el instructor mantenía su vista en el rubio del centro.

El Rey de los TitanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora