•Capitulo 6•

101 15 2
                                    

Diego

Joaquín también le tocó como pareja para la clase de Historia. No terminaron el trabajo por estar tonteando "sobre lo mal que se veía la maestra con ese suéter".

Diego a dio cuenta que Joaquín no hablaba mucho. Pero cuando lo hacía, podía decir las cosas más maravillosas del mundo.

Ahora mismo estaban llenos. Su casa. A terminar el trabajo que dejaron incompleto por burlarse de la docente.

«—Valdés, el trabajo no importa. Ese suéter merece todas mis críticas tanto como mereces escucharlas—»

Río ante el recuerdo.

Joaquín le había dicho que vivía a dos casas del hogar de León, así que no tuvo pierde. Visualizo dos casas, una rosa palo y otra azul.

Tocó el timbre en la primera.

Una chica rubia le abrió. Y le miró fijamente. Por mucho tiempo, para el gusto de Diego.

— ¡Hola! Busco a Joaquín, ¿Esta es su casa, no?—pregunto, con una sonrisa.

—...—la chica no pudo decir nada, puesto que fue empujada y Joaquín se dejó ver.

— ¡Renata, te he dicho mil veces que no habrás la puerta!

— ¿Porque no, estúpido?— se escucho la voz de la chica desde adentro.

— ¡Porque puedes ahuyentar a las visitas, adoptada!—contesto.

Diego no pudo reprimir una risa ante aquella respuesta.

—Oh, Valdés, eres tú, pasa—dijo, y se hizo a un lado—. Si sientes que algo se aferra a tu pierna solo ignoralo y se irá.

Diego frunció el ceño ante eso. Y, cuando se adentro a la casa, a las a dos pasos, sintió algo tomar su pierna, como los había dicho Gress. Una niña aferrada a su pierna derecha sin intenciones de dejarla ir.

Joaquín solo suspiro al ver la escena.

—María, pensé que ya habíamos hablado sobre esto... —menciono Joaquín, cansado. Al parecer, no era la primera ves que la pequeña lo hacía.

Y Diego quiso ayudar.

Se agachó y tomo al infante entre sus brazos, cargándola. Este le miró y Diego le sonrió.

María empezó a llorar.

Diego rápidamente la dejo en el sofá, alejándose lentamente—. Lo siento—musitó apenado.

—No te preocupes—contesto Joaquín, son prestarle mucha atención, parecía que buscaba algo con su mirada—. Okay, Renata está de adolescente caprichosa en su cuarto, María y Fernanda están aquí, entonces falta... ¡Azul! —exclamó.

Otra niña, un poco más grande, salió corriendo del baño, con el papel higiénico en mano.

—Oh, ahí está. Bien, Diego, ¿Prefieres hacer el trabajo en mi cuarto o aquí? —cuestionó, señalando el panorama, donde dos de las pequeñas se peleaban por una muñeca.

—Tu cuarto está bien.

Joaquín asintió y lo guío hasta la habitación. En las escaleras, una duda asaltó al más alto—. Joaquín ¿y tus padres?

—Mi padre fue a comprar una caja de cigarrillos hace como diez años y mamá trabaja por las tardes. Yo me quedo cuidando a las cabezas de demonio por las tardes—contestó, con naturalidad, abriéndole la puerta al rubio.

Lo primeros que vio Diego, fue la excesiva cantidad de peluches que Joaquín tenía sobre su cama. Había osos, gatos, perros, conejos e inclusive, el más alto podía jurar que veía un unicornio escondido por ahí.

—Que lindos, ¿Son de tus hermanas?

Joaquín le miró.

—Son míos, idiota.

Y se dedicaron a hacer el trabajo.

Joaquín.

Para su sorpresa, terminaron antes de lo previsto.

—Entonces...—empezó Diego, con la intención de iniciar una conversación fuera del tema del proyecto, pero se vio interrumpido por el sonido de una alarma.

« ¡Ya son las cinco! » pensó Joaquín, con una sonrisa. Se levantó de su asiento, rebusco algo en los cajones de su escritorio hasta que lo encontró; una pelotita de plástico, algo pesada.

El de ojos marrones le miraba expectante.

Joaquín solo se dedicó a golpear la pared izquierda de su habitación con aquel juguete.

Diego alzó una ceja—. ¿Que haces?

—Golpeo la pared con una pelota, duh.

—Me refiero al porque lo haces.

—Renata siempre duerme a esta hora. Me gusta molestarla—explico—. Ahora, ¿Podrías hacerme el favor de hacer una cuenta regresiva desde cinco?

Diego asintió.

Cinco, cuatro, tres, dos...uno.

—¡Joaquín, pedazo de idiota! ¡Basta! —se escucho el grito de la chica desde la otra habitación.

— ¡No quiero!—contesto de igual manera solo que riendo.

Diego sonrió.—¿No te llevas bien con ella?

—Nunca he tenido una relación buena con Renata, y todo empeoró cuando entro a séptimo grado.

—¿Porqué?—volvió a cuestionar Valdés, puesto que el tenía un hermano y se llenaban de maravilla.

—Trajo a su primer novio a la casa, y están muy emocionada. Yo estaba en la sala, cuidando de María y Fernanda. Todavía no sé si el tipo estaba confundido o si simplemente era gay y salió con Renata porque parecía hombre, pero el punto es que, ella en un momento se distrajo y el chico comenzó a coquetear... conmigo. Fue algo traumático porque el chico ni siquiera era lindo. Estaba horrible, pero eso no evitó que Renata no se enojara conmigo de por vida—contó, aún golpeando la pared con la pelota.

Diego lo único que pudo hacer fue reírse.

Mucho.

—Oye, no te rías, que a tu hijo le podría pasar una situación igual.

—Joaquín Bondoni, eres la primera persona a la que conozco que hace que el novio de su hermana coqueteé con él— soltó entre risas.

Joaquín quería grabar esa risa.

— ¿Que te puedo decir? Soy irresistible. ¿Me has visto con mi camiseta de perritos? Hombre, las mujeres me envidian.

Diego a volvió a reír.

Joaquín quería esa maldita risa de tono de llamada.

°=°=°=°=°=°=°

Mi primera adaptación 🍁
Espero y les guste
No olviden dejar ⭐
Y comentar 💬
Kathya♡💜☀️🌈🌻

nos leemos

BitterSwett 𔔀 ִֶָ  VALDONIWhere stories live. Discover now