- Mehmed, deberíamos ir príncipe. - Murmuré contra sus labios.
El Sultán había nombrado a nuestro hijo anoche y volvimos a su habitación juntos para celebrar. No hicimos demasiado, ya que todavía me estaba recuperando del parto, pero bebimos y nos besamos hasta altas horas de la noche. Todavía no parecía suficiente, pero teníamos deberes que hacer ahora en la mañana.
Mehmed tuvo que acompañar al Sultán a visitar el mercado y luego reunirme con los Pashas y yo tuve que ayudar a Sultana Hatice con la Madre Sultana y cuidar de nuestro príncipe.
Terminamos nuestro beso con sillas de montar hasta que nos separamos por completo. Estábamos listos para partir, pero era difícil separarnos después de tanto tiempo de lucha. Queríamos recuperar el tiempo perdido, pero parecía que una noche no sería suficiente.
- Deberiamos ir. - repetí sin fuerzas viendo su sonrisa.
- Ya lo dijiste. - respondió acariciando mi rostro.
Le di un breve beso en los labios y me alejé riendo antes de que sus manos me agarraran de nuevo. Pasé mis manos sobre mi vestido para quitar las arrugas que se formaron.
- La Sultana Hatice y la Madre Sultana visitarán la obra de caridad de la Sultana, quiero quedarme en el palacio y llevar a Selim al jardín. - Comenté terminar de terminar mi vestido y acercarme al gran espejo para revisar mi cabello.
- Quedarse solo en el palacio? - cuestionó viniendo detrás de mí y dejando breves besos en mi cuello.
Riendo, me alejé de nuevo.
- Necesita aire fresco y sol, además creo que las Sultanas necesitan tiempo a solas. - le respondí y se puso la mano en la barbilla, pareciendo pensar.
- Puedo permitir ... Si me das un beso más.
- Mehmed!
Pero él ya venía hacia mí, riendo me lancé a sus brazos y me sorprendió besándome lenta y profundamente. - Gemí contra sus labios y apreté sus hombros mientras sus manos se apretaban en mi cintura.
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Después de despedirme de Mehmed, fue a reunirse con el Sultán y conmigo hacia el harén.
- Sultana! - Me di la vuelta con la llamada de Pargali ağa. - Finalmente te fuiste! La Madre Sultana y la Sultana Hatice le esperan.
Abrí mucho los ojos y caminé rápidamente hacia las habitaciones donde se alojaba la Sultana Madre escuchando los murmullos de Pargali pidiéndome que me diera prisa. Llegué a la puerta de sus habitaciones jadeando y tomando un largo respiro asentí y Pargali llamó a la puerta.
Oímos un suave "pase" y entramos en la habitación. Las Sultanas estaban sentadas, Madre Sultana en su lugar en el medio y la Sultana Hatice en el suelo a su lado. Hice una breve reverencia con Pargali.
