Amor, dolor y los constantes recuerdos de su pasado, todos persiguen a Aika ____, que buscando ser feliz viaja a Japón, a la famosa UA, para convertirse en heroína. Una como la que ella nunca pudo pero en el fondo, siempre quiso tener.
¿Encontrará...
El aire se empieza a escapar, la presión en el pecho cada vez se hace más fuerte igual que el frío que siento en el cuerpo.
¿Me voy a morir? ¿Por qué me haces esto? Seré buena, lo prometo. No volveré a llorar ni a gruñir. Prometo portarme bien y no quejarme, pero por favor, ¡QUÍTAMELO, QUÍTAMELO, QUÍTAMELO!
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Al tiempo que los rayos de la mañana entraban por la ventana de aquel apartamento, un grito ensordecedor retumbaba y anulaba la tranquilidad que antes había.
De nuevo había tenido ese sueño, uno que desde hacía varios años no la dejaba en paz.
El sudor frío recorriendo su cuerpo y las lágrimas cayendo por sus mejillas fueron las primeras sensaciones de esa mañana.
Las orejas y la piel erizada, estaba alerta, captando cualquier sonido que pudiera ser señal de peligro.
Vivir sola era algo a lo que estaba acostumbrada, le gustaba el silencio y la tranquilidad que había, sin embargo, había veces en las que ese mismo silencio se convertía en su perdición.
-¿Otra vez, eh? Hacía tiempo no tenía este...
Sola en aquella cama, en un lugar que no conocía, tal vez aquel sueño era un presagio, o tal vez, una alerta, sobre todas las cosas que pasarían en su vida.
Hoy, era oficialmente su primer día como alumna de la reconocida academia de héroes de Japón, la misma que hace tantos años le dio al mundo al símbolo de La Paz y a muchos héroes reconocidos. Hoy, todo tenía que salir perfecto.
Sin embargo, la alarma no sonó. Al abrir los ojos ya eran las 7:35 am, las clases empezaban a las 8 y el camino eran de al menos 30 minutos, según había estudiado un día antes.
-De todos los días del mundo, ¡Por que hoy no suenas! —dijo gritándole a su móvil—
Levantándose de un golpe de su cama empezó a recorrer todo el apartamento para prepararse para salir, gracias a Dios era precavida y la noche anterior había arreglado su uniforme.
—Empezamos con mal pie, pero seguro que no me va tan mal—Pensó mientras restregaba el shampoo en sus orejas perrunas.
Unos minutos después, la joven ya estaba arreglada, el uniforme le quedaba bastante bien, era cómodo y los colores sentaban bien.
Al ver como le quedaba su nuevo uniforme la joven sonrió levemente. De donde ella venía se acostumbraba llevar uniforme también, pero ninguno tan lindo como este.
Una vez arreglada y luego de ver la hora aumento el paso.
Sería el colmo que además de entrar casi un mes después que sus compañeros también llegara tarde el primer día.
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