Capítulo 35: "Bailarina"

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Mis ojos pesan, tengo sueño, el me cuerpo duele, no obstante, voy directo al baño a lavar los dientes, me veo en ropa interior un poco más delgada de como estaba antes, pero eso no me impide sentirme hermosa, sexy, triunfal.

Tomo unos lentes de sol redondos negros para ir a la piscina. En la casa de seguridad de New York, ésta se ubica en el patio a un costado del living. No veo a nadie que me interese, dejo en el suelo los lentes y me doy unos de los mejores baños, me duele la pierna, pero no me impide seguir nadando; me siento oxidada, pero saco lo mejor de mí.

Crol, pecho, mariposa es mi rutina de hoy. Salgo con el aliento agitado, vuelvo a colocarme los lentes y con el cabello hacia tras me dirijo a la cocina dejando mis huellas mojadas, se pone aun mejor cuando veo sentado a Franco junto a Claudia realizando el desayuno.

Ensancho mis pasos hacia ellos, Franco se queda embobado en mi ropa interior blanca mojada.

—¿Tienes listo el desayuno?— pregunto a Claudia, ella asiente—. Perfecto— le respondo, se acerca uno de los guardias de seguridad.

—Lo que pidió ya está aquí— me lo dice en el oído

—Déjalo pasar— le informo.

Me acerco lentamente a Franco. Se ve tan sexy.

—Deberías cubrirte, vas a enfermarte— menciona molesto, pienso no hacerle caso, pero quizá tiene razón.

—Claudia— la llamo.

—¿Si señora?— pregunta.

—Trae mi bata— ella desaparece y me enfoco en Franco. Paso mis manos mojadas por su brazo, él no se inmuta hasta que mi mano posa en su mejilla, se pone rígido, su mandíbula comienza a presionar, él no quiere que me le acerque, más lo hago con la intención que pierda sus estribos.

Es una tortura que roce sus labios con mis dedos, sus ojos intentan no mostrar la lujuria de sus pensamientos. Por fin posa sus manos en mi cintura mojada, sonrío ante la inercia de sus actos, muerdo su labio inferior,  sé que quiere más pero, por desgracia y mala suerte estoy jugando, además, ahora llega la persona que estoy esperando.

Detengo el acto, le guiño el ojo y me alejo.

—Roca— saludo al hombre frente a mí.

—Stephania— me devuelve el saludo.

—Disculpa mi atrevimiento de recibirte de esta forma— refiero a la ropa que uso en esta ocasión—, se me fue rápido el tiempo.

—Una mujer como tú debería seguir mostrándose al mundo como se le plazca—sonríe para después besar mi mano, se nota que me come con la mirada, lo que hace que se me salgan las sonrisas.

Franco se posa a mi espalda con su mano en mi cintura mostrando hombría, poder, territorio. De un momento a otro gira mi cara besándome con pasión, dejando claro a Roca que el territorio es de él.

—Señora, tenga su bata— me la entrega Claudia.

No le respondo, pero dudo en colocarme la bata.

¿Será que puedo jugar un poco más?

—Que no pase por tu mente eso— me dice al oído Franco.

Encuentro la razón, sonrió con picardía, tomo la bata que me ha proporcionado Claudia y me la coloco tras los ojos de expectación de Roca.

—Mi pedido supongo que esta listo— le digo.

—Claro que sí— comenta—, con especial entrega hice la tuya— me entrega un maletín color madera oscuro.

Abro el maletín y me encanta en lo que mis ojos posan, mi nueva arma plateada con un grabado que dice: “Dueños De La Mafia S.T.I” Sveta Tanya Ivankov.

Todo Lo Impredecible Es PredecibleTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang