AMOR Y ORGULLO || Yoonmin

4: Orgullo

El castillo de la Varenne es una de las más bellas construcciones que existen en Francia. Fue vendido en París en una pública subasta, cuando el señor Jung se presentó para adquirir la propiedad.

Jung se hallaba encantado con su adquisición. La vecindad con Pontault le sedujo. De ese modo se encontraría en familia, y las relaciones de vecindad llegarían a ser después muy agradables. Fiel ejecutor de cálculos tenebrosos que habían guiado a su hija al escoger marido, esperaba encontrar por parte de los parientes del duque alguna resistencia. Sí, Chanyeol tenía que haberse casado con su primo, pero consideraba aquellas nupcias como agradables pasatiempos de niños.

Además, en su mente, un argumento dominaba a todas las demás, el de hacer su santa voluntad. Había visto en el duque, el yerno que le convenía. Había decidido que su hija sería duquesa, y era preciso que lo fuese. Estaba apunto de lograrlo.

Eunha, no vió en el castillo más que una fortaleza amenazadora desde donde podría aniquilar a su enemigo.
Había tomado informes desde el día siguiente de su instalación. Sabía que Seokjin estaba junto a Jimin. Pero un adversario más no era como para intimidarla, por el contrario, se complacía con el pensamiento del triunfo sobre Jimin bajo los ojos de Seokjin.

Hacia tres días que Eunha y su padre habitaban el castillo. Después de recorrer muchas veces y con detenimiento el parque, las huertas y todo el terreno, Jung había llegado a aburrirse, cuando un peatón, le anunció de la llegada del duque para la mañana siguiente.

Aquella precipitación contrarió vivamente a Eunha, porque creyó que el duque hecharia a perder sus planes. Tomo entonces la decisión de obrar antes de que Chanyeol pudiera interferir. No había pues un minuto que perder. Se acercó a su padre, vestida con un precioso traje, disfrazando con una aparente despreocupación la violencia de sus resoluciones:

– Mira papá, deberíamos ir al castillo de Pontault hoy mismo – dijo con dulce sonrisa.

– ¿Y porque hoy mismo? … Llega el duque y quizá convendría más esperar. Seremos mejor acogidos bajo sus auspicios y él mismo nos presentara a su familia –

– Eso es precisamente lo que no conviene – replicó Eunha con rostro apacible – entre Jimin y Yo, no hay necesidad de intermediarios, y con justa razón podría sorprenderse de no haberse enterado de mí matrimonio por mí misma. Y además, la situación de Chanyeol sería un poco falsa, por eso creo que nos agradecerá que le ahorremos las dificultades de la primera entrevista. Una vez fijada netamente la situación, nadie volverá sobre antiguas ideas y todo irá como una seda. Supongo que no temeras tú ser mal recibido –

– ¡Mal recibido! – grito Jung enderezandose – un hombre de mí posición, antiguo Juez de Tribunal de Comercio, no es mal recibido en ninguna parte ¡Aguarda un momento, voy a dar orden de que enganchen el gran coche de ocho resortes y que los lacayos se pongan las libreas de gala!