8: Celos

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Chanyeol no había ido por gusto a instalarse en la Varenne. No podía soportar el campo. Pero su suegro lo condujo orgulloso y sonriente.

Le mostró todas las distracciones que había hecho instalar en su mansión, sin embargo, el duque se mostraba con la mayor indiferencia. No le interesaba cuánto costaba cada orquídea que había hecho florecer, era para él un completo desperdicio del dinero, los invernaderos y las caballerizas tampoco llegaron a interesarle, había encontrado rápidamente el defecto de cada animal, lo que dio que pensar a Jung.

Estando entre su mujer y el señor Jung, se aburrió. La soledad se le hizo preciosa, se encerraba todos los días después de almorzar en el salón de fumar y dormía como un lirón en un diván de cuero. Al cabo de una semana, no pudiendo soportarlo, iba a anunciar a su mujer y a su suegro que un asunto urgente le obligaba a ir a Trouville, fue entonces que Eunha propuso hacer una visita a Pont-Avesnes.

Aquella proposición sorprendió a Chanyeol, y le fue desagradable. El recuerdo de Jimin se había borrado poco a poco de su corazón, pero el de Yoongi le seguía muy vivo, conservaba aún el odio. ¿Por qué? Difícil habría sido decirlo. Quizá por su complicidad en la afrenta que Jimin le había hecho sufrir, quizá por ser el tipo más opuesto de su forma de ser, pero lo cierto era, que instintivamente lo odiaba.

Sin embargo, sintió curiosidad por saber en qué había parado aquel matrimonio realizado en tan raras condiciones, y sin hacerse rogar, los acompañó a casa de Min. «Mi viaje sólo se retrasará un día y podré tributar al pobre Jimin algunas atenciones que le debo» se decía.

Lo compadecía, se había hecho una idea de la vida de la que fue su novio. Se lo figuraba estrecho, ocupado exclusivamente en el cuidado de los negocios. Llegó a suponer que su orgulloso primo llevaba los libros del marido, con manguitos negros en los antebrazos.

No había visto a Pont-Avesnes más que por la noche, en la oscuridad. Quedó asombrado, al entrar de día en el hermoso jardín adornado de forma elegante con las más bellas flores. Los criados le parecieron de buenos modales. Vio los salones en todo su lujoso esplendor, y tuvo que confesarse que la casa de Min era de las más envidiables.

La aparición de Jimin lo turbó. No era el mismo. El muchacho que tenía ante sus ojos no era más bello que el que había conocido, pero parecía otro; sencillo, grave y con una autoridad en la mirada que le irritó. Yoongi tenía un aspecto demasiado bueno para no desagradar considerablemente al duque, por primera vez advirtió que estaba decoroso. Sumido en tan repentinas reflexiones, Chanyeol habló poco y con corrección, manteniéndose en reserva para no despertar desde el primer día, las sospechas de Yoongi.

Durante el trayecto a la Varenne, el duque se mostró taciturno. Su apetito cesó de pronto, y ya no pensó en el famoso asunto que reclamaba su presencia en Trouville. Pero se encerró más que nunca en la sala de fumar, ya no dormía. Tendido en el diván, veía subir lentamente hacia el techo los espirales azules del cigarrillo. En la penumbra le parecía ver el rostro de Jimin. Cerraba después los ojos y continuaba viéndolo.

Perseguido por esta visión, quiso librarse de ella, mandó ensillar uno de los caballos. Y salió al parque. Al caer la tarde un grato aroma salía de la tierra y el sol, al ponerse, deslizaba sus rayos de oro por el follaje del bosque.

Sin advertirlo, había salido del parque, y corría por el bosque, huyendo delante de él , el encantador fantasma que agitaba su espíritu, arrastrándolo en su persecución. Su caballo lo condujo a la orilla del llano. Entre la masa espesa del gran arbusto, vio una amplia abertura bordeada con ramas, y se dirigió hacia aquel lado, presentándose a sus ojos una alfombra de césped, y un enorme y blanco edificio. Se estremeció al reconocer Pont-Avesnes.

AMOR Y ORGULLO || YoonminOnde histórias criam vida. Descubra agora