Ella se había enamorado de él, él decía haberlo estado de ella, pero el que ama no daña, aun así, ella le insistió, lo buscó y perdonó una y otra vez, se armó de paciencia y toleró cada uno de los comportamientos que mas nadie toleraba. Él creyendo que con lo enamorada que estaba ella jamás se iría y seguiría soportando esa parte de él que nadie mas podía.
Pero él se equivocaba en esa parte de la historia, porque un día simplemente no la vio mas, ella se había ido, aun así él la buscó y con enojo le dijo: ¿Cómo pudiste abandonarme? a lo que ella simplemente respondió: De la misma forma que tu pudiste hace mucho tiempo.
Él se había dado cuenta de lo importante que era ella en su vida, una pieza incluso tan fundamental como las extremidades de su cuerpo, ese día que ella le dijo esa oración él sintió como si hubiera perdido una pierna, se arrepentía, pero la había perdido.
Una noche en su cuarto se dio que cuenta de que nunca la extrañó tanto como cuando quiso contarle algo y se dio cuenta que ya no estaba ahí para escucharlo.
Esa noche notó que no solo había perdido una pierna metafóricamente, lo había perdido todo.
