6. Mal día, buena noche

3.6K 373 43
                                    

Guillermo:

A las siete ya estaba en pie, como cada día. Bostecé un par de veces, estirándome por completo.

“Que pocas ganas de ir a trabajar.” Me dije a mí mismo.

Alcancé mi móvil, el cual había dejado en la mesita de noche el día anterior, y le mandé un whatsapp al chico que no desaparecía de mi mente ni un segundo.

>> Yo: Buenos días. :) <<

Me dirigí al baño, hice mis necesidades, me lavé las manos y a continuación la cara para espabilarme.

Me duché rápidamente, me vestí y me preparé para salir de casa.

Llegué a la cafetería, encontrándome con mi jefe, el cual parecía estar esperándome. Menos mal que esta vez llegué a mi hora.

-¡Hola, chico! -me saludó animadamente unido a un golpe amistoso en el hombro. -Quería comentarte una cosilla.

-¿El qué? -Podía sentir cómo me temblaban las piernas. En ese momento, las peores ideas se me pasaban por la cabeza una y otra vez. “Por favor que no me despida.” Pensé, apretando fuertemente los dientes.

-Jessica se encargaba hoy del turno de tarde, pero me ha llamado diciendo que hoy no podría venir... ¿Podrías hacerme el favor de quedarte tú?

Esa maldita perra siempre se las acababa apañando para faltar algún día, a ella sí que deberían despedirla.

¿Y cómo decirle que no? Es mi jefe, y además me aguantaba cuando llegaba tarde y aún no me había echado. Claro que no podía negarme.

-Claro, señor. Cuenta conmigo.

-Gracias chico. -dijo con una enorme sonrisa.

El señor Perez era una gran persona y en todo momento ha sido amable con los trabajadores, menos cuando alguno de nosotros hacía algo mal, pero igualmente nunca nos había tratado de malas formas.

Siempre escuchaba a la gente quejarse de sus jefes, pero el mío era diferente. Era un gran jefe.

Cuando me quise dar cuenta, había permanecido bastante tiempo sumergido en mis pensamientos. El señor Perez ya no se encontraba en mi campo visual.

Me adentré en el local y ayudé a los demás a tener todo listo para abrir un nuevo día.

Wigetta: Número equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora