ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝟦𝟦 - ᴜɴ ᴇꜱᴄᴀᴘᴇ

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"Debe haber algo en el agua
porque todos los días, hace más frío.
Y si tan solo pudiera abrazarte, evitarías
que mi cabeza se hundiera "

-Bruises-Lewis Capaldi

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      Había sido un tiempo desde que la luz del día Ophelia había visto.

No estaba segura de cuántos días habían pasado desde que llegó allí. Draco había estado inventando excusas para ir al calabozo casi todos los días. No había descubierto una manera de sacarla con éxito. Se sentía extremadamente culpable de que ella estuviera prácticamente muerta de hambre viva en su sótano.

No ayudó que Bellatrix siempre la visitara a ella ya los otros prisioneros todas las mañanas.

Se sentó con la espalda pegada a la fría pared. Su cuerpo dolorido, golpeado y entumecido.

Ophelia tragó saliva y abrazó sus rodillas contra su pecho. Sus dientes tiraron de la piel de su labio, tratando de que dejara de preguntar. Cerró los ojos con suavidad y comenzó a cantar en voz baja.

-Una vez tuve un amor y fue un gas
Pronto resultó que tenía un corazón de vidrio-

Abrió los ojos y miró fijamente el suelo de cemento mientras trataba de calmarse cantando su canción de consuelo. No estaba ayudando como solía hacerlo.

-Parecía la cosa real, solo para encontrar la
desconfianza de Mucho, el amor se fue atrás-

Su voz comenzó a quebrarse al pensar en su madre. Tragó saliva tratando de ahogar los sollozos que estaba conteniendo. Quería a Draco. Necesitaba que viniera aquí y la dejara en libertad a ella y al resto de los prisioneros.

Quería irse a casa.

Su visión comenzó a nublarse cuando las lágrimas se deslizaron por sus mejillas magulladas. Se quitó las gafas rotas y las dejó en el suelo junto a ella. Volvió a rodear las piernas con los brazos y apoyó la frente en las rodillas.

—Amor, no llores.

Su cabeza se disparó ante la repentina voz silenciosa.

Draco miró rápidamente alrededor de la oscura mazmorra, asegurándose de que nadie más lo viera. Se arrodilló ante ella y sacó algo de su bolsillo.

—Come— Empujó una manzana verde en sus manos temblorosas.

Ella negó con la cabeza. —No puedo— susurró.—No cuando los demás no tienen comida

Frunció el ceño.—Ophelia—advirtió. —Tienes que comer yo...

—No— protestó.—No es justo.

—Bueno, la vida no es justa—observó mientras su labio inferior temblaba. Suspiró y colocó la manzana junto a ella. —Te sacaré pronto— colocó sus manos en sus rodillas.—En realidad, muy pronto, tengo un plan.

Ella inclinó la cabeza —¿Qué es?

Se lamió los labios secos. —La semana que viene, por la noche, te subiré a escondidas, te traeré tu varita y luego te apareceré fuera de aquí.— Su voz estaba apenas bajo un susurro. —¿Estás de acuerdo con eso?

Ella asintió con la cabeza y le dio una débil sonrisa. —Sí—dijo con voz ronca.

Draco sintió un pozo de culpa en su estómago mientras la observaba. Llevaba allí más de un mes. Un mes. Sabía que ella no lo sabía. Ni siquiera tenía forma de saber qué hora del día era. ¿Cómo podría saber la cantidad de tiempo transcurrido? ¿Cómo iba a saber ella que su padre había puesto una sección en el diario del profeta sobre cómo su hija había desaparecido?

ʏɛʟʟօա - Draco Malfoy  | traducción |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora