° •. Ella Hufflepuff y el Slytherin . • °
-¿Quieres bailar?.- Ophelia le preguntó al chico que estaba a su lado mientras salía del pasillo abierto. Tan pronto como salió, las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre su cabeza. Ella miró hacia el ciel...
- As The World Caves In - Matt Maltese ════════════
SALA DE MENESTERES, 20 minutos.
Ophelia pensó que estaba traumatizada por ver morir a su madre, pero ahora no sabía cómo sentirse al pasar cuerpo tras cuerpo, muerta, en el suelo. Traumatizada era ahora un eufemismo.
Todo parecía demasiado real.
Los niños, que nunca habían sido puestos en una situación para pelear, batirse en duelo o incluso dañar a otro, ahora estaban luchando como si su vida dependiera de ello, porque con toda honestidad, así era. Vidas inocentes estaban siendo asesinadas minuto a minuto.
Todo estaba sucediendo demasiado rápido.
Woodlock no sentía nada bien. Ella sintió que no era justo.
Eran solo niños.
Niños llevados a una guerra. Una guerra en la que se enfrentaban a personas que no mostraban piedad, personas a las que les parecía bien matar y dañar a otros.
Todos en la escalera gritaron y se agacharon cuando un Mortífago lanzó una maldición a Harry, quien rápidamente disparó un hechizo, enviando al seguidor a otro espacio.
—¿Estás bien Ophelia?— Salió corriendo cuando él, Ginny y Neville se detuvieron en medio de las escaleras.
—Sí— resopló.—¿Neville?— Ella cuestionó cuando notó que parecía que iba a gritar algo.
—¿Alguno de ustedes ha visto a Luna?— Preguntó, mirando entre los tres.
—¿Luna?—Potter preguntó confundido.
—Estoy loco por ella— dijo Longbottom. —Creo que ya es hora de que se lo diga, ¡ya que los dos estaremos muertos al amanecer!— Gritó mientras comenzaba a correr escaleras abajo.
—¡Ophelia!
Se volvió hacia la voz familiar y dejó escapar un suspiro. —¿Están bien chicas?— Exhaló frenéticamente mientras miraba entre Lillian y Macy.
—No, en realidad no, esto es aterrador— Lillian se apoyó contra la barandilla de la escalera para recuperar el aliento, la gente pasaba junto a ellos.—Solo necesitábamos asegurarnos de que estabas bien.
Ophelia inclinó la cabeza.—¿Por qué no estaría bien?—Miraba a su alrededor constantemente, preocupada de que un Mortífago saliera de la nada.
Macy se encogió de hombros.—No lo sé-, arrugó la nariz y agarró el brazo de Woodlock, atrayéndola en un abrazo. Lillian se incorporó después de inclinarse y colocó sus brazos alrededor de ellos.—Es mucho para asimilar.
Todos se alejaron.—Necesito ir a buscar a Draco.— Ophelia murmuró.—Los veré más tarde, ¿de acuerdo?— Ella suspiró.—Por favor, mantenganse a salvo.
Woodlock se dio la vuelta agarrando su varita. Su mente estaba corriendo, su cabeza constantemente mirando de lado a lado. Sus pies golpeando el suelo. Lo había hecho bien hasta ahora, hechizando a cualquier Mortífago -además de Draco- que la amenazara o se interpusiera en su camino. Ella nunca había sido buena con los duelos, pero claramente lo estaba haciendo bien asumiendo que aún no había sido lastimada demasiado .
Dobló por un pasillo bastante vacío. Los dientes de Ophelia se clavaron en su labio ensangrentado.
Un fuerte estruendo vino detrás de ella.
Rápidamente miró hacia atrás, sus ojos se agrandaron cuando empezó a correr. Los pilares y el techo comenzaron a desmoronarse a unos 4 pies de ella. Aceleró el paso, el corazón le latía en el oído.
Ophelia saltó la esquina, un suspiro de alivio salió de su boca cuando se dio cuenta de que de alguna manera todavía estaba viva.
Ella se apoyó contra la pared. Por suerte no había nadie en el pasillo, o al menos nadie vivo . Cerró los ojos mientras trataba de calmar su respiración. La Sala de los Menesteres estaba a solo un pasillo de distancia.
Necesitaba volver a ver a Draco.
Se quitó las gafas manchadas y sucias. Se las secó en el dobladillo de la camisa. Se los colocó, dándose cuenta de que había una grieta en el medio en la lente izquierda.
Ella maldijo en voz baja, sin siquiera darse cuenta de que no tenía ni idea del hombre que se arrastraba por el pasillo.
—Ophelia Woodlock, ¿verdad?.
Ella se congeló. Ophelia tragó saliva y volvió lentamente la cabeza.
Gasper Avery estaba de pie frente a ella, su varita apretada con fuerza en su mano derecha. Una sonrisa creció en su rostro cuando vio el miedo en sus ojos.
Sin ninguna advertencia, rápidamente levantó su varita, haciendo que Ophelia hiciera lo mismo.
—¡stupefy!—gritó, aunque falló por casi una pulgada. Sintió el miedo y la ansiedad llenar su pecho.
Avery soltó una carcajada de risa.—Tan débil— Dio un paso adelante.—Como tu madre.
Woodlock apretó la mandíbula. Abrió la boca para lanzar otro hechizo, aunque era demasiado tarde.
—¡Crucio!.
Ophelia jadeó de dolor mientras caía de rodillas. Se sintió como si cuchillos calientes le estuvieran perforando la piel. Sus ojos estaban prácticamente rodando hacia la parte posterior de su cabeza. Su mente se volvió negra, parecía olvidar dónde estaba en ese momento.
Sus gritos resonaron por todo el pasillo. Lágrimas ardientes corrieron por sus mejillas y cayeron al suelo mientras el dolor se apoderaba de su cuerpo.
Pero luego se detuvo.
Se apretó el corazón mientras se sacudía de un lado a otro, sus rodillas clavándose en el suelo. Sus ojos se cerraron con fuerza, los oídos zumbaban, la cabeza le dolía.
Y justo cuando pensaba que el dolor interminable había terminado, una pared, a solo unos metros de ella, estalló en polvo y escombros, enviando su cuerpo indefenso hacia arriba en el aire y hacia abajo sobre su espalda.
Ella estaba viva pero apenas.
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