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—¿Qué son?—es lo que pregunta Jimin una vez termino de contarle como van las cosas con Míster Jeon Jungkook.

Esa es la pregunta que me hago todos los jodidos días.

A ver, puede que no les haya contado como están las cosas entre ambos. ¿Seguimos peleando? No sería yo si no lo hiciera. ¿Seguimos besándonos? Claro que sí. Aquella vez en la casa de Jungkook, luego de esa sesión de besos intensa, él mismo se ofreció para ayudarme con los resúmenes y apuntes de la materia. Al principio me había quedado congelado en el lugar, no creyendo que él realmente quisiera ayudarme. Pero, cuando vi esa mirada decidida y la seguridad en su voz cuando me propuso el ayudarme, sabía que el no estaba jugando conmigo.

Decir que sé exactamente qué somos, sería mentirles terriblemente. De una manera que no creí posible, empezamos a volvernos cada vez más y más cercanos. Pero aún así, no entiendo que somos. Nunca sacamos el tema a colación como para hablar, más que nada porque estamos ocupados en otros asuntos. Aún así, el que me espere todos los días después de clase, que me traiga y las salidas ocasionales, se volvieron rutina en mi día a día. Me costaría trabajo volver a mi yo antes de conocer y hacerme amigo de Jeon Jungkook.

Y por más que yo quisiera que el tema lo hablemos, me cago del miedo cada vez que intenta surgir como debate en alguna conversación de lo más normal. Así como él la evita, yo también.

Así que aunque quisiera darle una respuesta a mi mejor amigo, no tengo nada. Certeza de nada.

—Sabes que tienes que hablarlo en algún momento.

Por más que quiera negarme a ello, sé que es así.

Me despido de Jimin con un corto abrazo y me giro encontrándome con la mirada de Jungkook. Tiene una sonrisa de lado y los brazos apoyados en la motocicleta, esperando a que comience a  acortar la distancia entre nosotros y poder irnos al fin.

Dejo escapar un suspiro y comienzo a caminar en su dirección. Al parecer, aunque ya sabia que iba a pasar, se da cuenta que algo anda mal. Así que una vez llego y me paro frente a él, sostiene mi rostro entre sus manos y me da la mirada más cálida y suave que alguna vez recibí en mi vida. Sus labios entran en contacto con los míos en una suave caricia.

—¿Que pasa, ruborcito?

Ruedo los ojos.

—Es un apodo de mierda.

Ríe fuerte, llamando la atención de los que siguen alrededor.

—Es exactamente por eso que lo sigo diciendo.

Ignoro sus palabras y sostengo el casco en mis manos antes de girar mi cabeza en su dirección y decir las tan preciadas, temidas, anticipadas palabras.

—Tenemos que hablar.














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Nerd [kookv-🌺]Where stories live. Discover now