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— Tus... Manos son pequeñas, ¿Cómo vives? — Preguntó refiriéndose a lo pequeños que eran sus dedos.
Yuu alzó su mano libre.
— Para mi están de un tamaño normal, son... Normales como yo. — Respondió sintiendo como su otra mano era acariciada de manera lenta y gentil.
— Es.. Tierno. — Dijo antes de llevarla a su mejilla, la chica debajo de él, apretó con algo de fuerza ese lugar.
Luego disfruto de la tierna reacción del peliverde. No podía entender como habían acabado así, una cosa sobre otra...
Se acercó un poco a ella, quedando a centímetros, cuando quiso hacer un cambio más brusco para besarla, logró que sus frentes chocarán. Haciendo que ambos, se quejaran del dolor.
— Lo siento. — Susurró, luego se dejó caer sobre el cuerpo de la menor. Ella soltó un quejido por esto.
— No lo sientas. No hiciste nada malo, solo dejarme un golpe. Pero, nada grave, bueno, ven aquí. — Coloco ambas manos en sus mejillas, luego le devolvió el fallido beso de hace un rato.
No tardó mucho en agarrar el hilo de la situación, el pequeño vaivén que llevaban sus labios, guiando a los del contrario. Fue revertido en segundos.
No pasó mucho cuando los dos se estaban devorando los labios, Yuu se separo de manera brusca después de un tiempo.
— T-tiempo. — Puso su mano cerca de su boca, queriendo limpiar los restos de saliva que habían quedado. Sebek no se lo permitió.
Paso su lengua por la parte inferior de sus labios, lubricando estos y haciendo que todo el cuerpo de Yuu respondierá a esto.
Se sacudió violentamente, logrando que el contrario reaccionara a la defensiva, aprisiono sus manos, luego las puso sobre por encima de la cabeza de la menor.
— Ups... Estoy acostumbrado a estar a la defensiva. — Yuu le miro un poco sorprendida. Luego asintió.
— Está bien, mientras la sangre no recorra el lugar, esta bien. — Zigvolt le sonrió de vuelta, después volvió a besarla aún con más fuerza.
La respiración de Yuu estaba por los cielos, sus hombros bajaban y subían de manera descontrolada, lo único que podía mover era sus piernas.
Como si tuviera esa libertad, también sus piernas se encontraban aprisionadas, aunque no con tanta fuerza como sus manos.
Sintió de apoco la fuerza con la que era agarrada disminuir, el chico se sentó sobre su abdomen bajo, logrando sacarle un fuerte suspiro.
— ¿Levanta las manos, porfavor? — Eso sonaba como una pregunta. No como una orden.
Después de reírse de ese tono un poco tonto de voz, levantó los brazos. Dejando que la playera que traía puesta, fuera quitada lentamente.
— Lento pero seguro.. ¿He~? — Dijo a modo de broma la chica.
