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— ¿Eh? — Antes que confundida estaba... Bueno, si estaba confundida y mucho. — Esta bien. — El que había puesto cara de cachorro, ahora mostraba toda la felicidad del mundo.
— ¡Bien! ¿Cómo se hace? — Yuu se dio un pequeño golpe mental, después se rió por la torpeza de la pregunta.
— No sé, bueno si... Pero, no te voy a decir. — El chico de dos cuernos hizo su cabeza hacia un lado, ahora él era el confundido.
— Creo que se empieza así... — Se acercó hasta estar a centímetros de Yuu, esta se puso un poco alerta. Aunque fue en vano.
El pelinegro se dejó caer sobre su hombro, mordiendo al instante una pequeña parte de su ropa.
— ¿Piensas quitarla así? — Malleus dejó de estirar la blusa de la castaña.
— ¿Sería mucho desastre si la rompo, verdad? — Yuu asintió un par de veces.
— No tendría que ponerme después.
— Mentirosa.
— Bien, bien, si tanto quieres quitarla. Mira bien esto. — Esta vez la que se acercó fue Yuu, miró su chaleco intacto, fue deslizando este por los hombros y brazos del mayor.
Al terminar, lo tomó y lo dejó en una pequeña silla.
— Creo que es mejor si no hay tanto alboroto. Si, eso. — Malleus puso uno de sus dedos sobre su mentón, analizando la situación.
— Creo que ya entiendo. Levanta los brazos. — El cerebro de Yuu hizo click, se limitó a obedecer... ¿Por qué no? Las cosas podrían ponerse bastante buenas.
¡No, no! Interesantes sería una mejor palabra.
Una vez le quito el suéter de colores pálidos que traía puesto, no se sintió tan expuesta como creía. Olvidaba la pijama debajo de esta.
— ¿No te da calor con esta cosa? — Cuestiono mientras la lanzaba al closet.
— No, está bastante abrigada. El pajarraco me la dio. — Dijo de manera orgullosa.
— Esta bien, acércate un... — No terminó lo que tenía que decir, simplemente corto la distancia entre ambos, tratando de no caerse y a la vez si.
Más no le resultó quedarse parado.
— Mira, caímos en la cama. ¿No te parece bastante conveniente? — Pregunto Yuu, después extendió sus brazos hacia arriba.
Se estiró un poco, había olvidado que tenía a Mallues encima.
— ¡Perdón, perdón! Olvide que estabas sobre mí...
— Creo que esta bien, me acortó el trabajo. Ahora veamos. — Se levantó un poco, una vez encima del rostro de Yuu, recorrió con uno de sus dedos los labios pálidos de la chica. — Los humanos son realmente increíbles, temblaste al sentir mis dedos...
