CAPITULO 11

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19 de mayo de 2019

Silencio.

El agua caliente de la ducha escurría por los dos cuerpos, los segundos pasaron en puro silencio indicaban que la castaña había terminado de hablar. Alex abrió la boca en un intento de decir algo, pero la cerró tras darse cuenta de que no sabía qué decir. Las miradas siempre atrapadas en la otra en un fuego consumidor y ardiente.

Los ojos de Alex sorprendidos, en los ojos de Lucía sinceridad, mezcladas con un poco de miedo, y tal vez frustración por no tener una respuesta de Alex.

- Estoy enamorada de ti. - Lucía era directa, tratando de ser más clara. - Al principio pensé que era sólo porque estabas cuidando de mí, porque me sentía necesitada y porque siempre estuviste ahí, pero... no . Realmente me siento estúpida e inexplicablemente enamorada de ti. Y yo no hablo de la boca hacia fuera, estar contigo no es sólo una experiencia. Tu me haces tan bien, haces que me sienta mujer, me haces mujer de verdad. - Alex parpadeó y la miró con la boca entreabierta. - Tener sólo un poco de ti es torturante, aún más queriéndote por entero.- Lucía suspiró y continuó. - Alex, yo... sé que tu probablemente no retribuyes mis sentimientos, pero puedo... ¿Puedo intentar enamorarte? ¿Por favor?

Las palabras fueron dichas en susurros, sus cuerpos estaban unidos y el agua tibia caía sobre ellas, mientras ambas se calentaban al calor emanado una de la otra.

- ¿Por qué crees que no siento lo mismo por ti? - Alex finalmente logró decir. Lucía frunció el ceño, aun sosteniendo el rostro de la ojiverde con las dos manos. La chica miró sus ojos mareados y percibió que la mujer no sabía cómo responder aquello.

- ¿Qué?

- Lu... estoy completamente loca por ti.

Lucía soltó el aire que prendía en sus pulmones.

- ¿Tu lo eres?

Alex sonrió, una de sus manos fue a parar en los cabellos de la castaña y la otra apretó su cintura con cariño, pegando aún más su cuerpo en el suyo. Lucía inmediatamente pegó los labios uno en el otro y Alex pidió pasar con la lengua, paseando con sus manos en sus espaldas. Era un beso urgente. El deseo y la pasión. La pasión tal vez ya existiera ocultamente en los otros besos. Pero ese era diferente. Esta era una pasión no escondida.

Alex caminó sin romper el contacto de las bocas, chocando la espalda de la profesora contra la pared fría de mármol. La lengua de Alex serpenteó en la boca de ella, paseando por cada rincón, para luego aspirar y mordisquear. Lucía se quejó. El beso fue más intenso, Alex prendió el labio inferior de ella entre los dientes y chupó lentamente, haciendo que su cabeza se inclinara de nuevo en rendimiento.

- Al... - Murmuró, recibiendo otro beso suave.

- ¿Sí?

- Dime... - susurró entre los labios de la más joven, sintiendo una sonrisa formándose en la boca de la misma. – Dimelo...

La castaña recibió más algunos besos y mantuvo sus ojos cerrados, apenas sintiendo el deslizar de las manos calientes de Alex sobre su cuerpo mojado. El agua tibia de la ducha caía sobre las dos, dejando su camino espeso entre los cuerpos levemente excitados.

- También estoy enamorada de ti, Lucía. - Los ojos verdes brillaban. - Completamente enamorada de ti. Sólo te quiero a ti y yo sólo te necesito tanto... Yo podría hacerte feliz, yo te cuidaría, como nunca cuidé a nadie, y haría tus voluntades. Y acataría sus órdenes, porque no sé cómo nunca te diste cuenta, pero yo estoy totalmente sumisa a ti, Lu, me tienes en tus manos...

Lucía tomó una profunda respiración y cerró los ojos, la sonrisa aplastante en sus labios. Ella se volvió el rostro y lo enterró en el cuello de la otra, aun sonriendo. Se sentía completa.
No dijeron nada más. Nada más necesitaba ser dicho.

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