CAPITULO 9

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16 de mayo de 2019

Lucía estaba desnuda, cubierta por una fina sábana mientras a su lado ella podía sentir los ojos intensos de Benjamín sobre sí, y eso casi hacía su piel quemarse.

Lucía se sentía... terrible.

- Lucía... yo...

La castaña se levantó, se colocó la camiseta más cercana que encontró y se fue corriendo hacia el baño, encerrándose dentro. Encaró su reflejo en el espejo y suspiró. Era visible en su cara que ella no estaba feliz y que aquello sólo había empeorado todo, se sentía sucia, se sentía incorrecta...

¿Cómo había llegado a ese punto?

- Lucía... Abre la puerta... - Benjamín dijo desde el exterior del baño. - Lo siento mucho, no quería que sucediera eso.

Se volvió de nuevo a través del espejo. Su fina piel morena, marcada con pequeñas marcas rojas, era una prueba de lo que había ocurrido hace unos minutos. Sí, minutos atrás. Lucía no se sentía excitada desde el momento en que ella y su marido comenzaron con pequeñas caricias en la cama.

La castaña intentó sentir la tentación, intento cerrar los ojos e incluso imaginar a alguien que le besaba. Pero no fue lo mismo. Había pasado casi un mes y Lucía no había olvidado lo que era el ser tocada por ella, la extrañaba tanto que su corazón dolía, había pasado casi un mes desde que se ignoraban...

Pero todo sólo empeoró cuando Benjamín bajó la ropa interior y su miembro estaba... ¿blando?.

Lucía todavía estaba sin creer que por primera vez en la vida, no había conseguido dejar a alguien duro. No es que ella se había acostado con varios chicos, sino todo lo contrario, pero sabía que dejar un miembro duro no era algo tan difícil, Benjamín no la deseaba.

Y ella tampoco a él.

El hecho era que, aquello había abierto sus ojos. Lucía no aguantaba más toda la frustración. Era siempre lo mismo, nada había cambiado. Incluso después de miles de conversaciones, incluso después de todo lo que había sucedido, parecía no cambiar nada.

Ellos comenzaban con besos y caricias que evolucionaban hacia preliminares. Y entonces ellos tenían relaciones sexuales, sexo de pocos minutos hasta que él se quedara dormido. Benjamín llegaba a su orgasmo y generalmente dormía después. Esto, obviamente, cuando tenía tiempo, lo que rara vez ocurría en la semana. Entonces, eran más o menos, una o dos folladas por semana. Lucía no sentía nada, pero no hacía nada por alejarlo. La relación sexual de ellos se limitaba sólo a un acto mecánico de movimientos, sin una cuidadosa preparación, distante del mínimo de romanticismo, lo peor de todo es que cada vez que Benjamín terminaba de hacerla de él y se dormía ella salía corriendo al baño y lloraba bajo la ducha sintiéndose sucia...

Y Lucía se sentía exhausta, de todo, y principalmente frustrada. Y frustrada al doble ya que Alex no la buscaba más.

Ellas se perdieron... Lucía tampoco hizo ningún intento por buscarla porque temía estar molestándola, ella fue clara, ella no la quería cerca, para ella solo fue un experimento, ella misma le dijo que fue solo curiosidad el tener relaciones con ella.

Benjamín vio cuando la puerta del baño se abrió e inmediatamente miró a la castaña, que tenía una expresión claramente frustrada y decepcionada.

- Amor...

- Déjame hablar, ¿ok? - Él tragó seco y asintió. Lucía cerró los ojos, suspirando y empezó a mover sus dedos de forma nerviosa. - Quiero un tiempo, Benjamín.

Él se quedó mirando a Lucía durante unos segundos, absorbiendo cada una de esas palabras que salieron de la boca de su mujer.

- ¿Un tiempo? ¿de cuanto? - Benjamín consiguió decir después de unos minutos.

MI ALUMNA... MI AMANTE (Luciale) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora