CAPITULO 12

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25 de mayo de 2019

Alex se despertó con el corazón golpeando demasiado rápido, sintió su pecho rasgarse y su respiración se puso pesada. Se acostó cubierta por una fina sábana, frotó los ojos, parpadeando algunas veces antes de realmente abrir los ojos.

Ella había soñado con Lucía embarazada...

- Qué sueño tan extraño. - Frunció el ceño, mirando al techo blanco.
Miró alrededor y su sonrisa se alargó, tan pronto como se acordó de la noche anterior.

El único ruido presente era el aire acondicionado conectado. La luz débil adentraba por las cortinas dando una visión mejor del cuarto oscuro. Alex forzó los ojos al ver que estaba sola en la cama, mirando el resto de la habitación después. Se volvió de lado y pasó su mano por el lugar que Lucía había dormido, una sonrisa surgió en el rostro de la ojiverde. Ella abrazó la almohada que había sido de la castaña e inhaló su olor que había quedado allí presente.

El corazón de la ojiverde volvió a golpear aún más fuerte en su pecho, transmitiéndole un amor que nunca había sentido en toda su vida. El olor de sexo entraba por sus narinas y se instalaba en sus pulmones. Alex todavía tenía la sensación de su toque en cada parte de su cuerpo. Ellas habían hecho el amor toda la noche, y después de entregarse y ser una sola, dándose placer la una a la otra, durmieron aferradas una a la otra.

No había más que hacer o para dónde correr. No quedaban más dudas, Alex era de aquella mujer y aquella mujer era suya. Sabía que todavía quedaban varias barreras a ser enfrentadas, pero no se dejaba sacudir. Ella la tenía. Eso era todo lo que realmente importaba, Lucía era suya.

Todavía desnuda, Alex se levantó y siguió hasta el baño, cepillando los dientes con un cepillo que había encontrado en el cajón. Tomó un baño rápido y vistió la ropa que estaba doblada en la silla, nada más que un short de algodón y una playera de su banda favorita. Cerró la puerta de la habitación despacio y percibió que la casa estaba en un completo silencio. Alex bajó las escaleras y al llegar a la sala, sus ojos se despegaron de la sorpresa cuando sus oídos fueron llenados por voces.

- Tú no deberías estar aquí. - En pequeños pasos Alex se acercó lo suficiente sin que fuera vista para escuchar la voz de Lucía. - Benjamín, tienes que irte, por favor.

Por un segundo Alex pensó en salir y dar un poco de privacidad para ellos, pero era obvio que la parte racional de su cuerpo nunca dejaría ella misma impedir de oír aquello.

- Amor, hoy es sábado, ¿recuerdas? Una semana ya pasó. ¿No estás feliz de verme?

- No importa, tu no puedes simplemente aparecer así. - Su voz estaba claramente nerviosa. - Lo siento, Benjamín, pero no estoy feliz de verte.

- Lu... Tú no tienes idea de cómo sentí tu falta, la falta de nuestra cama, de nuestra casa, dormía pensando en ti...

- No he oído noticias tuyas desde que saliste el pasado sábado. Apuesto a que tú estabas demasiado ocupada con tu trabajo como para llamar y preguntar cómo estaban las cosas aquí en nuestra casa.

- ¿Debería haber llamado, ¿no? ¡Mierda! Sólo pensé en darte tu tiempo como planeaste. Yo sólo... - Él respiró hondo y se quedó unos segundos en silencio. - Pensé en todo lo que me dijiste y tenías razón. Siento mucho todo, estoy aquí ahora y quiero luchar por los dos. Por favor, deme una oportunidad más, sigo enamorado de ti como el primer día...

- Esto no es así simple, no podemos...

- Lucía, te amo y no importa cuánto tiempo me pidas, voy a seguirte amando. Tu eres mi único verdadero amor. ¿Recuerdas? Somos el primer amor el uno del otro. - Él habló pasando las manos nerviosas por el pelo y la castaña respiró hondo. - Pensé en todo, y si realmente quieres tener un hijo... Estoy dispuesto a intentarlo. Deseo tener un hijo contigo, nuestro bebé...

MI ALUMNA... MI AMANTE (Luciale) Where stories live. Discover now