28| Sin nada por decir.

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Capítulo 28: Sin nada por decir.

Ese vestido largo y blanco, sin dudas me quedaba mucho mejor ahora que lo tenía en un tamaño más grande. Había subido de peso con esto de los bebés, en especial -y obviamente- mi abdomen.

—Enserio le agradezco muchísimo por ser tan precavida y por haber mandado a hacer un vestido una talla más grande —me sincere con la madre de Chase. Si no fuera por ella, tendría que comprar un vestido cualquiera antes de este sábado por la mañana.

Sí, ya solo dos días para la boda, solo dos...

—No es nada, querida. Una madre nunca se equívoca —dijo, a lo que inmediatamente me hizo fruncir el ceño. ¿A qué se refería? Ella vio mi expresión y sonrió— ya sabía lo de tu embarazo mucho antes de que lo dijeran esta mañana en el almuerzo.

Mis ojos no pudieron estar más grandes. ¿Que ella qué...? Sin dudas, mi rostro era un cuadro. ¿Cómo que ella ya lo sabía? Acaso ¿alguién se lo dijo...? ¡¿Y si fue Josh?! ¡¿Y si sabe que no serán exactamente sus nietos?!

—¿C-cómo lo supo? —fue lo único que pude emitir.

—Fácil: tu parte trasera es más grande de lo normal, comes mucho. Y, porque Chase me había comentado algo sobre cómo reaccionan las embarazadas durante los nueve meses. Todas mis sospechas dejaron de serlo en ese momento.

Suspire en grande interiormente. Ella no sabía más y me alegraba. En verdad que lo hacía.

[...]

—¿Y cómo te fue con el vestido y la madre de Chase? —dijo Avani. Hacía tiempo que no la veía, y la echaba de menos y solo nos comunicabamos por el móvil. Era mi mejor amiga.

—Al parecer ya sabía lo del embarazo.

No pude evitar reír y botar un poco de mi helado al ver su expresión. Esa sí que era un rostro de cuadro. Se veía en serio graciosa.

—¡¿Ella ya lo sabía, y estás así de tranquila?! —gritó como loca. Inmediatamente me tiré sobre ella para callarla.

—No seas idiota, Avani —logré decir cuando calmó su paranoia— Sí, ella sabía lo del embarazo pero no que en verdad son sus sobrinos.

—Ah —suspiró en grande.— Y...

—¿Y...? —pregunté, pero al momento de ver su cara lo supe. Sabía que algo grande venía como pregunta de su parte.

La odiaba por eso.

—Tú sabes. ¡Josh!

—¿Josh? ¿Qué hay con él? —intentaría desviar el tema lo más posible. No quería hablar de él ni mucho menos con él mismo.

—No te hagas la tonta, Sidney. Emma y yo bien sabemos y cada persona que te conoce bien, que no amas a Chase tal y como lo dices e intentas demostrar —se acercó bastante a mí— y sí a un tal rizitos dorados que te vuelve loca como nadie.

No dije nada, solo guardé el silencio que eso merecía. ¿A quién quería engañar? Claro que a absolutamente todos, pero era muy obvio que Richards era quien me hacia perder la cordura. El que me sube la temperatura en cuestión de segundos. El único al que le permitiría la entrada a mi corazón una y otra y otra y otra vez, sin importar que lo rompa cientos de veces, en trillones de pedacitos. Sin dudas, era él el menos inducado a ser indicado. El más idiota que quería en mi vida, no a un señor perfección.

Yo no quería a Chase. ¿En verdad lo quise alguna vez? Lo dudaba.

—Ya déjate de estupideces, Avani. —la espanté.— Él no me merece y no lo quiero.

—Entonces, si vamos al caso. Chase tampoco te merecería a ti. Le eres infiel con el corazón, y también lo haz sido físicamente.

La vi mal, pero tenía razón. Aun así, yo lo sabía y no necesitaba que me lo dijera.

—¡Solo digo! —se apresuró a decir. Con una mano, me tomó la mía. Su mirada ahora había cambiado por una de tristeza— Sidney, no quiero que seas infeliz alado de alguien que no amas. No quiero que fingas cada día de tu vida solo por el más grande desliz que te llevó a encontrar a la persona que hoy amas ilícitamente. Si lo amas, ve por él. Y no me refiero a Chase, sino a cierto rizado.

Ella tenía toda la razón. Yo no era feliz con Chase... Había disfrutado cada pequeño momento con Josh, incluso en los malos. Tal vez sonara de masoquista, pero parecía sanarme cada herida inexistente con cada lágrima que ese chico me sacó y sigue sacando sin estar presente.

—Lo lamento, no me siento bien. Debi irme —me levanté y tomé mi bolso lo antes posible.

—Per-

No alcancé a oírla más porque ya me encontraba caminando lo más rápido que pudiera y con las lágrimas cayendo sobre ambas mejillas. Solo bastaban dos días y mi vida era un completo infierno. Y lo peor de todo, era que recién me daba cuenta.

tocarte. » j.r [✔]Where stories live. Discover now