07| Bajarte las bragas.

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Capítulo 07: Bajarte las bragas.

—¿Entonces? —preguntó. Su tono de voz era tan suave y arrasador a la vez.

—¿Entonces qué...? —junte ambas cejas, confundida.

—¿Me enseñarás que puedes ser pecadora a ser la novia perfecta del imbécil de Chase? —volvió a besar mi cuello— actuar a amar todo el tiempo debe ser agotador, ¿cierto?

Con brusquedad me giré en su dirección, desatando lazo entre ambos aunque mis hormonas sintieran la traición.

—¿Perdón? —me crucé de brazos, sin podet creerlo.

—Lo que oíste, belle.

—No me llames así.

—¿Por qué? ¿Porque no sabes el significado? Pues te puedo decir que es algo positivo, belle... —y sin querer escucharlo más lo besé tomándolo por sorpresa, esta vez sintiendo un cosquilleo en la espina dorsal, estómago y lengua.

Su lengua danzaba con la mía y sus manos comenzaron a viajar por debajo de mis prendas. Tomó mi trasero entre sus manos y presionó tan fuerte que solté un gemido. Me levantó, haciendo que enredara mis piernas en sus caderas, sin cortar ese candente y clandestino beso.

—¿Dónde está tú...? Olvídalo, no lo haremos en tu habitación donde de seguro también lo hiciste con ese idiota —no me importaron sus palabras así que lo besé, parecía que solo estar pegada a su cuerpo y besando sus sabrosos labios era lo único que me apetecía.

Caminó hasta vayas tú a saber, hasta que lo siento tumbarme en el sofá de la sala. Se posicionó sobre mí, sin despegar sus ojos de los míos y labios.

—Solo quiero que sepas una cosa, Sidney —eso me asustó—: los chicos buenos van al cielo, pero los malos te lo bajan, y éste bad boy no solo te bajará el cielo, sino también las bragas.

De alguna forma eso me encendió aún más de lo que ya me encontraba. Devoró mis labios, a pegándose más a mí, haciéndome sentir lo duro de su polla. Excitandome cada vez más, queriendo tenerlo dentro mío ¡ya!

Se despegó de mí y mis labios y se quitó la blanca camisa que traía puesta, prácticamente se la arrancó. Sabía que entraría en mí, pero al parecer me equivoqué porque hasta se bajó los jeans ajustados de color azul marino, y me volvió a observar.

—Eres tan hermosa, Sidney —confesó, mordiendo sus labios y de un solo movimiento besó con salvajismo los míos— te haré mía, te haré gemir, te haré gritar, belle, oh juro que lo haré.

Me quitó la playera y luego el sostén, dejando al aire libre mis pechos. Comenzó a lamer, succionar y mordisquear ambos pezones, volviendome loca con su tacto. Despegó su boca de mis pechos y acarició con las yemas de sus dedos por mi abdomen y muslos, hasta subir por debajo de mi falda. Metió una mano y lentamente me bajó las bragas.

Adentró un dedo en mi feminidad, haciendo que un gemido saliera encontra de mi voluntad.

—Gritarás hasta olvidar quién eres, belle, oh sí que lo harás —notaba el enorme Ego, pero ¿a quién le importa el Ego en ese momento? Aún más con un chico que tiene los dedos en tu zona— ¿puedo tocarte la mejilla? —confundida asenti. Acarició suavemente mi mejilla— ¿y los labios? —volví a asentir en el mismo estado.

Sin pudor o piedad, metió tres dedos en mi interior, dolió como la mierda de tal impacto, pero el dolor fue cambiando a placer extremo. A eso se refería con labios. Tenía que admitirlo, el maldito sabía cómo mover sus dedos en mí. Me agarré de la esquina del sofá, necesitaba presionar algo tan fuertemente, tal y como eran los latidos de mi corazón.

—Aaaaahhhh, ¡maldita sea, Josh! —gemi casi que a los gritos.

—Tranquila —se levantó un poco,  alejándose de mí— aún no comienzo —acto seguido se quitó los bóxers, enseñadome el gran bulto que los pantalones ocultaban.

Quedé impresionada, tanto que hasta logré sentir pena por mí y mi vagina. ¿Cabría eso en mí? No lo sabría hasta tenerla dentro. Se colocó el condón que guardaba en sus jeans.

Con que ya vino preparado, ¿eh?

Antes de que se volviera a mí, me levanté del sofá ganandome una mirada confusa de su parte. Me bajé la falda, quedando completamente desnuda para él.

—También quiero que sepas una cosa, Josh —me acerqué a él, jugando con mis dedos en su desnudo pecho— o más bien preguntar.

—Dilo, belle, pero rápido que no aguanto a estar dentro de ti.

—¿Sabes cuál es la raíz cuadrada de dieciséis? —frunció las cejas y comenzó a contar, luego me sonrió lujurioso— ¿cuatro, verdad? Pues así quiero que me pongas, Josh.

Pero qué atrevida.

¿Qué era el pudor? Me recuerda mi conciencia, pero la ignoro, ahora solo me estorba.

Inmediatamente me toma de la cintura y me tira prácticamente al sofá, me gira y, bruscamente entra en mí. Sus embestidas en mi trasero son tan duras, placenteras, bruscas y sabrosas que hasta siento la necesidad de decirle que vaya más rápido, si es que eso se puede.

—No, aaahhh, no pares —suplico— ve, aaahhh, ve más, ¡aaaahhh! —suelto un grito extremadamente candente y fuerte al sentirlo entrar aún más profundo en mí.

—Solo calla y di tus confesiones mientras te follo duro —jadeó.

No entendía a qué se refería con confesiones, pero aún así dije lo que mis hormonas y la excitación me gritaban.

—¡Dame más duro, Richards! —exclamé— ¡dame tan duro hasta que no logré sentir el alma en el cuerpo!

—Tus deseos son órdenes, belle —salió de mí y me giró— te daré tan duro que hasta olvidarás que existes.

Y acto seguido entró en mí. Aruñe su espalda con cada arremetida. Nuestras respiraciones se mezclaban y eso me calentaba aún más con solo sentir su aliento a menta.

Fue tan rápido que, tal y como lo dijo, grité y exclamé por más, cosa que él me lo concedió. Cuando sentí el clímax acercarse no quería parar, pero aún así, mis caderas hablaron por sí solas, moviéndose contra él, sintiendo cómo salía y entraba una y otra vez, sintiendo mi hoyo arder.

Cuando el mejor orgasmo de mi vida lo sentí, se dejó caer sobre mí, aún dentro mío. Pero depronto se levantó y comenzó a vestirse.

—¿Te vas? —pregunté inconscientemente.

Asintió.

—Sí. Nessa debe estar esperandome. Y además debo de conseguir comida china por alguna parte.

¿Comida china? Claro, yo fui su comida china y ahora debe de ir por una real.

—Ah —fue lo único que solté. Sentí un poco de nostalgia y decepción.

—Fuiste un buen polvo, espero se repita —me guiño un ojo y se largó.

Un buen polvo...

Un polvo...

¡Solo fui un simple y puto polvo, maldita sea!

tocarte. » j.r [✔]Where stories live. Discover now