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13| Posesivo.

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Escuchar "heaven" de Julia Michaels en cuanto lo diga para una mejor lectura y si lo tienen descargado, pongan para que repita la canción y no dé paso a otra más. Osea repitanla en cuanto términe.

Capítulo 13: Posesivo.

—Vete —espetó enfadado Josh.

—¿Y por qué debería de hacerte caso, amigo? —preguntó Tayler.

—Solo vete.

—No, no lo haré hasta que me digas qué eres con ella... —las palabras de Tayler quedaron en el aire porque Josh lo tomó de la corbata de moño, levantandolo y haciendo que el aire le fuera poco, ya que literalmente lo estaba casi ahorcando.

—Ella es mi novia, imbécil, así que te vas o te rompo la cara, idiota —las palabras de Josh hicierom dar un vuelco a mi corazón.

¿Novia? Sonaba bien que saliera de su boca.

—Haberlo dicho antes —le sonrió comprensivo— hasta luego, afortunado —palmeó la espalda de Josh y luego me guiñó un ojo— lindura —y con eso se marchó.

—¿Hacía falta un show como ese? —pregunté cuando se sentó a mi lado.

—Para que sepan que en lugares como estos y a escondidad eres mía —me tomó de la barbilla y me besó, haciendo que siente una y millones de emociones con ese ardiente beso.

—Me suena a posesión —dije luego que nos separaramos.

—¿Yo, posesivo? —soltó una carcajada— primor, yo solo soy posesivo con lo que en serio amo, y eso es mi Ego.

Y volvió a ser el mismo idiota de siempre.

—Pero cuando se meten con la chica que me permite meterme enmedio de sus piernas entonces soy lo suficiente posesivo como para hacer una gran estupidez —sonreí internamente al oírlo pues algo dentro mío hizo que esa putas mariposas aparecieran.

¡Oh, no! ¡Las mariposas no!

Tomé del vaso con vodka y me lo bebí todo de un solo trago, eso de las estúpidas mariposas no pueden ser posibles, eso ya es otro nivel, eso es algo de lo que yo no pienso volver a pasar. Con Josh solo es sexo, nada más.

—Dime a qué vinimos aquí y hagamos lo que debamos clandestinamente —vaya, el alcohol comenzaba a pasarme factura, ¿tan pronto? O quizás quería culpar al vodka por querer que Josh esté embistiendome ahora mismo.

—A follar, ¿a qué más? —dijo obvio.

—¿Entonces para que carajos vinimos aquí cuando lo pudimos haber hecho en mi apartamento o en el tuyo, idiota? —comencé a histeriquearme.

—Porque aquí también hay habitaciones para hacerlo, nena —besó mi cuello— vamos paso a paso, primero cenemos. Aunque podríamos hacer una excepción yendo a nuestra habitación ahora —me sonrió lujurioso.

—¿Qué esperas? —soltó una carcajada y luego se levantó tomandome de la mano, guiandome hacia unas escaleras que llevaban a un segundo piso.

Subimos y no eran las habitaciones, sino aún más strippers pero éstos sin ni una sola prenda en su cuerpo, tanto hombres como mujeres, con público masturbándose viéndolos bailar. Esto es perturbador.

—¿Candente, cierto? —asenti— solo espera a que lleguemos a las habitaciones.

Trague grueso.

Volvimos a caminar y volvimos a subir una largas escaleras, llevándonos a una tercer planta, con demasiadas habitaciones y gemidos provenientes de estas.

—¿Es aquí? —lo vi negar— ¿no?

—No —repitió con una afirmación.

—¿Y entonces...?

—Aquí solo vienen las parejas, donde hacen el “amor” —puso énfasis con los dedos en cierta palabra.

—Ouh. ¿Y nosotros? —inquiri.

—Sígueme —me tomó de la mano una vez más, guiandome hacia unas nuevas largas y cada vez más de color rojas escaleras. Al llegar, había una puerta que parecía salpicada de sangre, pero suponía que era falsa.

Josh abrió delicadamente la puerta y se lograba oír "Heaven" de Julia Michaels. ¡Dios! ¡Esa canción es tan candente y especial para follar mientras la oyes!

Comencé a observar el lugar: era todo de un color tan candente, el rojo, combinado con telas del mismo tono, e incluso velas de ese color.

—¿Josh? —le hablé para obtener respuesta suya.

—Es aquí donde los amantes se revelan siendo sumisas y complaciendo a sus amos —pasé saliva al oírlo— Ven, nos llevaré a nuestra habitación.

Sentía los latidos de mi corazón hacerse cada vez más fuerte, tanto que sentía mi respiración agitarse. Se lograban oír gemidos infinitos, gritos, maldiciones placenteras y demás. Soltó mi mano cuando paró justo frente a una habitación que tenía el número 101, y ahí supe que demasiados amantes venían a este lugar, ya que todo parecía ocupado.

De alguna forma me logré sentir mejor, sin culpa. Sonreí por eso, porque no era la única infiel, la única que venía a estos lugares para follar con alguien más.

Abrió la puerta con una llaves doradas, enseñandonos una habitación completamente roja y azul, con telas rojas, cinturones sobre el umbral de la cama, que también contaba con sábanas rojas y en medio de esta, una caja de condones. Había una pequeña tela negra con bordado sobre una mesa no muy grande, como un antifaz cubriendo los ojos y esposas. Vi también dos látigos sobre esta, varías bebidas alcohólicas, y un tuvo de stripper en medio de la habitación.

¿Qué juego era este? ¡¿Cincuenta sombras de Grey 2.0?!

De alguna loca forma, la candente idea me encendía.

Gire mi vista rápidamente hacia la puerta que había sido cerrada con llave y luego vi a Josh, parado, viéndome con demasiada demencia y lujuria.

Josh se acercó a pasos lentos e inmediatamente me tomó del trasero, besandome con tanta pasión y levantándome, para que envolviera mis desnudad piernas alrededor de su cintura.

—Serás mi sumisa esta noche, Sidney —jadeó sobre mis labios.

-Te necesito, Josh —jadeé también sobre sus sabrosos labios.

-Eres mía, Sidney, solo mía. Ahora dilo, di que soy solo tuyo y no de ese imbécil —y vaya que quería que me tomara y fuera solo suya, una, vez, más.

-Soy solo tuya, Josh, solo tuya y no de ese imbécil. Ahora tú di que no le perteneces a ella, dilo —casi que suplique lloriqueando.

-Soy solo tuyo, no de ella, ella no me complace como tú, Sidney. Soy tuyo.

Eso se sintió de las mil maravillas.

Solo mío.