CAPITULO 7

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Se quedó mirando su teléfono unos segundos, entonces pensó, era una cena con la constructora, eso quería decir que Jaemin tendría que estar también ahí.

Llamó a su amigo después de darle una sonrisa a Mark.

- ¿Hola? - gracias al cielo Jaemin contestó.

- Necesito ayuda.

- Hola, ¿En qué?

- Yo... No me siento bien, me duele el estómago, tengo náuseas y Jeno quiere que lo acompañe a la cena con los de tu empresa, ayúdame.

- ¿Y cómo podría si ni siquiera yo quiero ir?

Sonrió.

- La próxima vez que quieras escapar de una cita a ciegas te compraré el pasaje a dónde tú quieras con mi tarjeta así no sabrán a dónde fuiste.

Escuchó una risa al otro lado de la línea.

- Más que convencido, veré qué puedo hacer.

- Gracias Jaemin.

- Cuídate.

Genial, Jaemin sabría que hacer así que no tendría que preocuparse.

- Perdón... Sólo... Unas cosas de la escuela - dijo a Mark.

- ¿Todo bien? ¿Tienes que irte? - su rostro parecía decepcionado.

- No yo... Ya lo arreglé - sonrió - Vamos.

Mark le sonrió y ambos comenzaron a caminar nuevamente, sabía que probablemente las consecuencias no sería agradables pero... Estar con Mark valía todos los regaños del mundo.





Sungchan caminaba con una gran bolsa, llevaba los tres pares de botines que Haechan le había pedido y ahora regresaba al auto para irse.

Caminó lentamente y al llegar al estacionamiento se encontró con la razón por la cual amaba su trabajo.

Shotaro estaba tratando de abrir la cajuela mientras de peleaba con las bolsas que llevaba en sus brazos.

- ¿Necesitas ayuda?

Se acercó sin pensarlo haciendo que el más bajito respingara por la sorpresa.

- Yo... Uh sí... Gracias.

Shotaro sonrió tímido y él tuvo que reprimir la gran sonrisa que quería asomarse en su rostro.

En silencio abrió la cajuela y acomodó las bolsas de Shotaro en ella, cuando terminó lo miró.

- Está listo.

Shotaro apretó los labios y asintió.

- Gracias, ¿Qué haces aquí? ¿Haechan?

Ay no, bueno, ahora era su cómplice así que mejor no decir nada.

- Él... Me mandó a comprar unos zapatos que quería.

Shotaro lo miró curioso y sonrió.

- ¿Ya comiste?

- ¿Eh? No... Aún no.

El más bajito sonrió.

- Quiero agradecer por tu ayuda, así que... ¿Quieres comer algo conmigo?

¿Que si quería?

Hasta la pregunta ofende.

- Si bueno, me encantaría, gracias.

Shotaro le dió una de esas grandes sonrisas que iluminaban sus días, adoraba como su nariz se arrugaba cuando lo hacía.

Ambos regresaron al centro comercial y por un momento se sintió realmente inseguro.

Love of the Million - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora