CAPITULO 28

2.3K 357 402
                                    

Se quedó perplejo, sintió como su alma caía a sus pies por la pregunta de Jeno.

¿Qué se suponía que le dijera?

Sintió el pánico acumularse dentro de él cada vez más hasta que algo se le ocurrió.

- Yo... Estoy con Yangyang... Tuvo una crisis y...

- ¿En verdad no estás en casa? - Jeno parecía divertido.

Esperen ¿Qué?

- No... Yangyang... Espera, me dijiste que tú...

Escuchó la risa de su esposo al otro lado de la línea.

- Quería hacerte una broma, pero no pensé que en verdad no estuvieras en casa.

Sintió como el alma le volvía al cuerpo y al fin pudo volver a respirar, aunque ahora estaba un poco molesto por la broma.

- Es temprano lo sé, pero solo me llamó y vine, con razón se me hizo extraño que hubieras regresado de la nada.

- Lo siento, yo... Llamé por qué te extrañaba, apenas va a ser un día pero... Ya quiero verte.

Sonrió completamente incómodo

- Yo también Jeno ¿Todo está bien por allá?

Hubo un pequeño silencio que apenas notó.

- Sí... Desearía que estuvieras aquí.

Cerró los ojos y tomó aire.

- Sí bueno... La próxima vez iré contigo ¿Sí?

- Sí, no volveré a dejarte.

Otro silencio, realmente jamás le había costado trabajo hablar con Jeno y no entendía a qué se debían esos silencios.

- Jeno, ¿Seguro que estás bien?

Esperó unos segundos hasta que le contestó.

- Sí... Sólo... Tengo que decirte algo.

Su voz sonaba tensa, como si estuviera apunto de decir algo que le causaba mucho conflicto.

- Claro, ¿Qué es?

- En este viaje... Creo que... Al fin me dí cuenta qué... Me estoy enamorando de ti, por qué no puedo sacarte de mi mente.

Oh no.

No, eso no podía estar pasando, Jeno no sabía que decía y...

Se quedó sin habla, completamente mudo, sin saber que decir.

- ¿Sigues ahí? - preguntó después de unos segundos.

- Sí...

- Escucha, yo... Creo que es normal que algo así ocurriera, digo mírate, ¿Quién no se enamoraría de ti? Pero... No te sientas incomodo por esto ¿Si? Simplemente quería que supieras como me siento.

Suspiró, se repente había olvidado como respirar.

- Sí, yo... Está todo bien.

- Me alegra, bien cariño, tengo que irme, te llamaré más tarde.

- Sí, cuídate.

Colgó.

Aún no podía creerlo, no quería creerlo, Jeno estaba enamorado de él.

Su esposo le había dicho que estaba enamorado y... Ahora sí la cosa iba a ponerse fea si descubría lo de Mark.

Caminó a la habitación sintiéndose derrotado y percatandoce que seguía desnudo.

Love of the Million - MarkhyuckWhere stories live. Discover now