En el corazón de bosque [Dekubowl]

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El constante crepitar de algo fue el que lo despertó de su profundo sueño, era un ruido semejante al que hace un delgado vaso de vidrio al estrellarse contra el piso; cuando abrió los ojos una cegadora luz amarilla le obligó a cerrarlos, la gema, aquella que cuidaba con el alma, la única entrada a la persona que quería, parecía estar rompiéndose en pedazos lentamente, y por cada grieta se escapaba un destello de luz, como si estuviera pidiendo ayuda con urgencia, como si estuviera muriendo.

Se vistió lo más pronto que pudo y con la gema entre sus manos, protegiéndola como el valioso tesoro que era, salió de su cabaña, encontrándose de inmediato con sus amigos, Shinsou, Todoroki y Kirishima, con la misma expresión que seguramente tenía grabada en la cara, preocupación y angustia; porque la gema que los guiaba hasta el pequeño peliverde se estaba muriendo, y eso no podía significar nada bueno para Izuku.

Sin decir una palabra entre ellos se adentraron en el bosque, como si todos supieran lo que pensaban, porque una cosa los unía más que nada en ese momento, la inquietud por saber si Izuku estaba bien

Alguna vez, mientras platicaba con la luna, esta le había dicho que en esta vida todo tenía un precio, el deseo con la perdida, la tristeza con el amor, y el amor con el dolor; nunca en su vida había entendido esas palabras, al menos no hasta ese momento, cuando un enorme agujero en su estomago le estaba arrebatando la vida.

Había sido aquel árbol, el viejo y malhumorado árbol que estuvo con él desde el primer momento que había llegado a esa hermosa tierra, hace tan solo unos momentos había estado con él, justo a su lado, como siempre lo hace cuando un deseo se cumple, como siempre lo hace cuando sabe que él se quedará solo otra vez e intenta consolarlo; pero esta vez la expresión en su rostro era de pena extrema, como si fuera a decirle algo que le rompería el corazón.

<Siempre has sido un niño problema pequeño, pero me agradabas bastante, eres algo así como una luz demasiado brillante para este pequeño bosque, llegaste con unos ojos sedientos de conocimiento que lentamente se fueron apagando con la soledad; nos tocó jugar papeles distintos, estar inmersos en nuestras propias responsabilidades, pero siempre vi por ti, te agarre cariño niño. Por eso me alegré cuando aquellos viajeros con ojos codiciosos decidieron quedarse contigo, porque tus pequeños ojitos se llenaron de alegría, destellaban esperanza y curiosidad, como la primera vez que llegaste; pero amar demasiado ye ha condenado, confiar demasiado marcó tu sentencia.