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Cómo niños

No sabía exactamente el como había llegado hasta ahí, sus pies se movieron como si él no tuviera control sobre ellos

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No sabía exactamente el como había llegado hasta ahí, sus pies se movieron como si él no tuviera control sobre ellos. Tal vez su cuerpo sabía lo que verdaderamente deseaba.

Y ahora ahí estaba, estático como una estatua observando al ser alado sentado de espaldas a él y jugando con cientos de mariposas que lo rodeaban, podría jurar que esa era la imagen de un ángel.

Quería acercarse, pasar sus manos por la lechosa piel y descubrir su suavidad, escuchar su melodiosa voz susurrándole al oído, hundir sus manos en su esponjosa cabellera y besar cada peca esparcida por su espalda.

Siempre fue así, cuando Shoto deseaba algo, lo anhelaba con una intensidad casi insana, porque sabía que pronto su padre aplastaría aquel deseo; por ello se encargaba de consumirse en el deseo antes de que este desaparezca, como odiaba vivir así.

Esa era la razón del porque no podía dar ni un solo paso, tenía miedo, estaba aterrorizado de que aquel pequeño paso fuera la perdición, que terminara destruido, como todo lo que alguna vez amó.

Y tal vez se hubiera marchado en silencio, se habría ido con la imagen del pecoso grabada en su memoria, pero se vio rodeado de un enjambre de mariposas; tal parece que el pecoso no notó su presencia, pero sí lo hicieron sus compañeras de juegos, quienes de inmediato advirtieron del intruso. Que astutas. Fue en ese momento que el peliverde volteo a verle, con aquella mirada esmeralda, que el corazón se le detuvo una fracción de segundo.

Estaba demás hablar de la belleza del pecoso, pero no podía evitarlo, era tan perfecto, desde aquellos pequeños pies descalzos hasta la punta de su alborotada melena, aquel ser sacaba todos sus deseos a flote. Desbordaba un incesante deseo de acunarlo entre sus brazos, de apretar su pequeña y hermosa carita entre sus manos y repartir besos por todo su rostro, que divague. 

-¡Eres el chico doble!- fue lo primero que el peliverde le expresó, y con esa sola y simple frase bastaba para vivir felizmente, se estaba volviendo un poco loco por aquel chico de pecas.

-¿Tú me recuerdas?- su voz salió con mayor emoción de la que esperaba ¿Dónde estaba aquel chico serio que todos conocían? Bueno, en verdad eso daba igual, porque frente al pecoso el podía ser cualquier persona, incluso podría ser quien era en realidad.

-¡Cómo podría olvidarte! Eres como dos personas en una, si te tapas de este lado eres pelirrojo- dijo colocando su mano sobre el lado izquierdo de su rostro- ¡y de este eres peliblanco!- tapó el lado contrario del rostro- Es hermoso, eres hermoso

-Así que hermoso- sonrió levemente, nadie había dicho alguna vez que él era hermoso- Soy Shouto, Todoroki Shouto, un placer chico alado

-¡¿Olvidaste mi nombre?! Noooooooo- y como si se tratara de un niño empezó a dar de vueltas en el aire mientras deslizaba las manos en su rostro

En el corazón de bosque [Dekubowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora