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Hace algunas días atrás Hitoshi había llegado con una expresión indescifrable en su rostro, la persona que siempre poseía un gesto de seguridad por saber todo lo que pasaría en el futuro en esos momentos se presentó con un rostro que lo único que ...

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Hace algunas días atrás Hitoshi había llegado con una expresión indescifrable en su rostro, la persona que siempre poseía un gesto de seguridad por saber todo lo que pasaría en el futuro en esos momentos se presentó con un rostro que lo único que expresaba era preocupación. Tan pronto como llego a la aldea llamó a todos los chicos, desde el erudito de Kaminari hasta el salvaje de Katusuki; y claro que lo incluyó a él. Sentados en la taberna del pueblo todos comenzaron ha hablar de cosas triviales, para entonces había pasado algunos día que no se reunían todos juntos y tenían muchas cosas que discutir, pero Shinsou no dijo palabra alguna hasta que se empezó a discutir de los tiempos para visitar a Izuku, en ese instante Hitoshi cayó a todos con un fuerte golpe en la barra y dijo ciertas palabras que le quitaron toda tranquilidad al pelirrojo "Izuku esta en peligro".

De aquella conversación él recordaba escasamente los detalles, la única frase que rondaba a cada instante por su cabeza y le arrebataba hasta el sueño era aquella. Las ganas de volver a ver al Izuku se incrementaron, en él surgió la imperiosa necesidad de estar con él, de sentir su calor y asegurar de que se encontraba bien, buscaba con impaciencia calmar el dolor en su corazón fruto de la preocupación. 

Por eso mismo en cuanto vio al pequeño peliverde sentado de espaldas con un montón de pelusitas de colores a su alrededor, aligeró el paso, se movió con la mayor cautela que su cuerpo le permitía hasta estar detrás de él, y se quedó contemplándolo unos minutos; estaba sentado con la mirada gacha y una sonrisa traviesa, tocaba las pelusitas, quienes ante su tanto se transformaban en hermosas y brillantes flores, y cada que una pelusita se convertía en una flor Izuku dejaba salir una pequeña risita de alegría; era en verdad hermoso, le encantaba cada parte de su ser e imaginar una vida sin él ya le era verdaderamente imposible.

Y cuando sintió calma en su corazón, esa calma que solo Izuku podía provocar, se hincó con extrema cautela y lentamente envolvió al pequeño entre sus brazos, quien ante la sorpresa volteo a mirarlo de inmediato y al reconocerlo le brindo una de sus más dulces sonrisas.

-¡Kiri! Te extrañe muchísimo- el peliverde correspondió al abrazo envolviendo sus brazos con los del contrario

-No tanto como yo lo hice mi pequeño Izuku- y el pelirrojo comenzó a repartir besos por todo el rostro del pecoso que solo reí ante el cariñoso gesto.

-Eso hace cosquillas Kiri

-Es que en verdad te extrañe, me alegra mucho que estés bien- y era solo que Izuku no comprendía la preocupación que albergo en su corazón todo este tiempo, el hecho de saber que ese pequeño y dulce ser corría peligro lo asustaba, porque ese ser era su felicidad, él había sido la persona que había traído color a su monótona vida. 

Sí, antes de él no conocía la emoción de las cosas, vivía con total indiferencia, solo seguía la corriente; pero no podía evitar sentirse curioso sobre aquellas emociones que el resto experimentaba, ellos reían a carcajadas cuando algo era gracioso, o lloraban amargamente ante una pena, se enojaban cuando las cosas se salían de sus manos; y él, él solo estaba ahí, viviendo. Fue Izuku quien le hizo entender como era reír de felicidad, quien le enseñó a sentir la calidez del amor y ahora el dolor de la preocupación, Izuku le daba vida.

En el corazón de bosque [Dekubowl]Where stories live. Discover now