Capítulo 7.

158 28 1
                                    

Hagamos el trabajo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Hagamos el trabajo.

12 de Agosto de 2019.

No sé en qué momento se me ocurrió que trabajar con niños era una buena idea.

Era mi primer día de trabajo y ya me había mareado de ver a tanto niño correr haciendo calentamiento. Aunque debo de agradecer que a mí no me tocó esa parte.

Bianca estaba dejándoles series de ejercicios para calentar y como tenían mucha energía los mocosos lo hacían sin quejarse. Ella se veía muy feliz y los niños también, yo quería mandarlos a callar para tener paz mental.

Ella traía una coleta alta y un pans holgado negro, debajo el traje de baño en caso de tener que entrar con un niño para enseñarle. Se ve bien, y es lo único que diré.

—Lo que uno hace por amor—Nataly apareció de la nada atrás de mí.

Cuando nuestro entrenamiento termina es cuando los niños entran, por lo tanto Nataly iba saliendo de los vestidores.

—Necesitaba un empleo.

—Y qué curioso que tu compañera sea la rubia bonita.

—Ella es la que me sigue a mí.

Y la que curiosamente se ha acercado a mí en estos últimos días... sospechoso.

—Claro, ¿sabes? Si quieres ayuda podríamos hacer un trío, ya sabes que las chicas también me...

—¿Qué es un trío?—un niño preguntó, no me había dado cuenta de que el calentamiento ya había terminado y había varios niños pasando a lado de nosotros.

—Te lo diré diez años más tarde—Nataly le revolvió el cabello y el niño se fue aún más confundido.

—Deja de corromper a mis mini bestias.

—No les digas bestias.

—Les dije mini. Es como de cariño.

—Como sea, me saludas a Bia, nos vemos mañana—al fin se fue.

Todos los niños ya estaban en los vestidores alistándose para entrar a la alberca, yo me acerqué a Bianca que estaba muy entretenida anotando algo en la pizarra, al parecer les estaba haciendo dibujos sobre los diferentes estilos de nado.

—Si sabes que la mayoría probablemente no sabe leer, ¿verdad?

—¿Cuántos años crees que tienen?—me miró incrédula.

—Yo que sé, poquitos.

Rodó los ojos divertida y siguió haciendo anotaciones en su pizarra mientras esperábamos a los niños.

Poco a poco los niños fueron saliendo de los vestidores y algunos se adentraban a la alberca con clavados, claro que los regañé por eso y los muy tontos me ignoraban.

El Segundo IdiotaWhere stories live. Discover now