Capítulo 24.

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Bianca.

31 de Octubre de 2019.

—Bia—dijo Lili entrando a mi habitación—. Te llegó un paquete.

Desvié mi atención del libro que sostenía a la caja que había dejado en mi escritorio.

—Gracias.

Lili salió de mi habitación y yo dejé el libro en la cama, no quería maltratarlo ya que Iván me lo había prestado, le había dicho que me gustaba la portada y me dijo que me lo llevara, no quería dárselo en mal estado porque sé lo enojón que llega a ser.

Abrí la caja y adentro había otra con una nota pegada a letra muy bonita, letra que conocía bien porque había leído apuntes de la persona que creo que mandó esto.

"Sé que te da miedo la oscuridad y debe de ser molesto dormir con la luz prendida así que vi esto en internet y no pude evitar pensar en ti.

Espero te guste, no más de lo que yo te gusto, ¿entendido?

Ya sabes quien soy, el chico genial que te gusta mucho, incluso diría que demasiado es poco."

Odio decir que en lo último tiene razón. Me gusta mucho. Es patético emocionarme por esto pero de todas maneras lo voy a hacer porque, a pesar de que no me gusta que me regalen cosas, aprecio que haya dicho que pensó en mí.

Abrí la caja y en papel de envoltura estaba una lámpara en forma de luna con una base, inmediatamente la prendí y me encantaba la apariencia que tenía. Iván tenía razón, hace tiempo que me incomoda dormir con tanta luz y esto es simplemente perfecto.

La coloqué a lado de mi cama y decidí llamarle a Iván antes de que me agarrara la cobardía y más tarde me arrepintiera por no haberlo hecho.

—¿Bia?

—Me gusta la lámpara.

—Es mejor que mandarte flores, ¿verdad?

—Unas flores no hubieran estado mal.

Escuché su risa a través de la línea y sonreí también, me sentí estúpida al instante así que decidí ponerme en modo seria.

—Qué codiciosa.

—En fin, gracias por esto, Iván.

—No hay de qué, solo no menciones que soy bueno contigo.

—No lo haré.

Se quedó en silencio por un momento y luego suspiró.

—Oye, mañana en la noche habrá una fiesta en casa del novio de Abi, ¿quieres acompañarme?

—¿Por qué de repente suenas tan tímido?

Merecía burlarme un poco, la verdad. Me emociona que quiera que lo acompañe aunque también me da miedo que me deje botada a media fiesta por irse con alguien más...

—Ja, quisieras.

—Te acompañaré.

—Perfecto, pasaré por ti.

—No, yo llegaré a tu casa.

Ya es mucho con que sepa donde vivo, no quiero que pase mucho por aquí y tengo mis razones.

—Algo me dice que no cambiarás de opinión.

—Ya me conoces.

—Pues ya qué, y oye, debes de llevar disfraz.

—Está bien, te veré mañana.

—Hasta mañana, Bia.

Colgó y de nuevo encendí la lámpara emocionada, era bastante bonita e iluminaba lo suficiente para que pudiera dormir comodamente.

El Segundo IdiotaWhere stories live. Discover now