Capitulo 7

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Capitulo 7

Santana abrió los ojos haciendo un esfuerzo, consciente de varias cosas a la vez: le dolía la cabeza, tenía un sabor asqueroso en la boca, y la luz del sol se filtraba a través de la ventana. No era propio de ella dormir más allá del amanecer.

Frunció las cejas en gesto de dolorosa concentración mientras trataba de recordar la noche anterior. Recuperó la memoria sólo parcialmente. Brittany... Santana giró con cuidado el cuerpo y estiró el brazo a lo largo de la cama.

El espacio que había a su lado estaba vacío, y de pronto recordó. A pesar de que tenía destrozado el cerebro, recordó el vino que había bebido ante la insistencia de Brittany, y la rabia se apoderó de ella. ¡La había drogado! La furia la llevó a levantarse de la cama. En cuanto sus pies tocaron el suelo, se tambaleó mareada y se agarró a uno de los postes de la cama para evitar caerse. ¡Esa tigresa embustera! Aquella era la primera vez que una mujer se burlaba de ella, y Santana prometió que sería la última.

Sería el hazmerreír de todo el mundo si la gente llegara a enterarse de esto. Se acercó tambaleándose hasta la palangana del lavabo, la llenó de agua con la jarra y hundió la cabeza en ella. Tras dos zambullidas, recobró los sentidos y obligó a su mente a recordar los sucesos de la noche anterior. Había sospechado del vino desde el principio. No era propio de Brittany mostrarse tan servicial. Debería haberse dejado llevar por su instinto, pero estaba tan malditamente excitada que no podía pensar en otra cosa que no fuera estar dentro de Brittany. Y como una estúpida enamorada, la vio beber a ella del vino y creyó que estaba a salvo. Sí. Había sido una maldita estúpida.

Sintió una oleada de amargura. ¿Había intentado matarla? Descartó de inmediato aquel pensamiento. Si hubiera querido hacer eso, le habría hundido un cuchillo en el corazón mientras estaba inconsciente. Brittany no era una asesina; era una conspiradora. Tendría que vigilarla estrechamente, estar prevenida para su próximo truco. Pero tanto si ella quería como si no, la haría suya. Y pronto.

Santana encontró a Brittany en el patio con Camila. Se las había arreglado para evitarle durante toda la mañana, pero no estaba dispuesta a dejarla escapar tan fácilmente de su ira.

Camila fue la primera en verle.

-¡Santana! ¿Quieres ver la muñeca de paja que me ha hecho Britt? -alzó la creación de su hermana hacia Santana para que la viera.

Santana sonrió a Camila y luego le lanzó una mirada oscura a Brittany, complacida al percibir el brillo del miedo en sus ojos azules. Tenía motivos para temerle.

-Tienes buen aspecto, pequeña -dijo centrando su atención de nuevo en la niña.

-Estoy muy bien, gracias. Nana dice que ya puedo levantarme y andar por ahí.

-Esa es una buena noticia -dijo Santana sinceramente complacida.

Justo entonces aparecieron corriendo dos niños que cogieron a Camila de la mano.

-Ven con nosotros a los establos, Camila. Manchitas ha tenido cachorros.

-¿Puedo ir, Britt? -preguntó la niña esperanzada.

-No, no creo que...

-Ve con ellos, Camila -dijo Santana con un tono de voz que no permitía discusiones. -Me gustaría hablar a solas con tu hermana.

Camila y sus amigos se fueron corriendo.

-¿Quiénes son? -preguntó Santana-. He visto a esos niños por aquí, pero no sabía quiénes eran.

-Son los nietos de Figgins -dijo Brittany-. Su padre murió en Culloden y Figgins los ha cuidado desde que eran unos bebés. Y ahora, si me disculpas...

El Sabor del Deseo (ADAPTACION BRITTANA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora