Capitulo 12

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Capitulo 12

Casarse con Brittany.

Las palabras de sir Brady resonaron por la cabeza de Santana como el estruendo de una trompeta mucho tiempo después de que hubiera regresado a su habitación. En lugar de meterse en la cama, se dejó caer en una silla con una copa de brandy en la mano y las piernas extendidas hacia el hogar. Casarse con Brittany.

Absolutamente ridículo. El rey nunca lo consentiría. Santana se echó el brandy a la garganta y lo tragó ruidosamente. Luego se sirvió otro. Estaba asombrado de haber siquiera tomado en consideración una idea tan ridícula. Con la mente sumida en la indecisión, se quedó mirando las parpadeantes llamas hasta que dejó caer la cabeza hacia delante y el sueño la reclamó por fin.

Se despertó cuando se le cayó la copa de la mano y se hizo añicos contra el suelo de losa. Entonces se puso de pie y se tumbó en la cama completamente vestida.

Los siguientes días transcurrieron demasiado rápido para la paz mental de Santana. Dentro de unos días, Kitty y ella se unirían en matrimonio ante una asamblea de ingleses y habitantes de las Tierras Altas.

A medida que se acercaba la fecha señalada, más exigente se volvía Kitty. Nada le complacía. Se quejaba constantemente de la comida, de la ausencia de pequeños lujos, de lo lejos que estaba Misterly de Londres y de la falta de control de Santana sobre los criados.

Santana estaba perdiendo la paciencia con la mujer con la que se suponía que tenía que casarse y acostarse. Su rencor no venía al caso y su descaro le disgustaba. La buscaba como una perra en celo, decidida a seducirle. A Santana no le costaba trabajo resistirse, porque sabía que su propósito, independientemente del aspecto sexual, era persuadirlo para que enviara lejos a Brittany y a su familia.

Durante la última semana, Kitty se había mostrado excesivamente exigente, pidiendo comida especial para el banquete de la boda, dejando muy clara su opinión respecto a la decoración que quería y expresando cómo deseaba que se desarrollara la ceremonia de la boda. Todos los sirvientes disponibles estaban limpiando, fregando y puliendo hasta que el salón resplandeció.

Y resultaba descaradamente obvio que Kitty disfrutaba especialmente encargándole a Brittany las tareas más difíciles. Santana trató de no intervenir porque deseaba que hubiera una coexistencia pacífica con Kitty, pero le resultaba difícil ver a Brittany bregar con las tareas que Kitty le había asignado. En un par de ocasiones se sintió obligada a interceder y pedirle a alguno de sus hombres que se hiciera cargo de las tareas de Brittany cuando la vio de rodillas fregando las escaleras de la sala de las mujeres.

Santana tenía los nervios al límite. El día anterior a la boda, acompañó a Kitty a su habitación para hablar un momento a solas. En cuanto la puerta se cerró tras ellos, Kitty se lanzó a sus brazos.

-Sabía que cambiarías de opinión, Santana - sus dedos se afanaron frenéticamente en los botones de su abrigo. -Me deseas y no puedes esperar a hacerme tuya.

Santana le quitó las inquietas manos y las mantuvo apartadas.

-Te equivocas, Kitty. Sólo quiero dejarte claras unas cuantas cosas antes de que nos casemos.

Los labios de la joven compusieron un puchero.

-¿Qué quieres decir? ¿No me deseas?

-Deseo Misterly -replicó Santana-. Dado que tú estás incluida en el trato, me veo obligado a casarme contigo. Has puesto a prueba mi paciencia hasta el límite estas últimas semanas, Kitty. Dios sabe que he sido más paciente contigo de lo que te mereces. Pero escúchame bien, mi señora: tu comportamiento es inaceptable y no lo toleraré.

El Sabor del Deseo (ADAPTACION BRITTANA)Where stories live. Discover now