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— La verdad, Señor Jun

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— La verdad, Señor Jun...— la coreana empezó a recordar algo para poder decir, pero nada.

Podría agradecerle con lo más contundente hasta ahora; la ausencia y tiempo. Aunque pareciese que tardó en pensarlo, no fue mucho, lo dijo en unos tres segundos. — he querido dirigirme para dar mis agradecimientos, la Geisha Myoui ha cuidado de mí por... unos..., ah, unos percances inesperados y desgraciados. Le he quitado su tiempo, así que quería disculparme principalmente por eso y también, claro está; agradecerle.

Sus palabras salieron fluidas como si tuviera un escrita bien formulado en su cabeza. Las dos japonesas lo supieron disimular, fue tanto la actuación que en los ojos destiló sinceridad, con la cual el hombre sintió un simpatizo increíble y fascinante.

— Oh, linda Chaengyoui.— soltó en un tono deleitoso. — No es nada, la verdad sí me empezaba a molestar el hecho de saber que mi Mina estuviera tan ocupada, dejándome de lado.— el hombre tenía una sonrisa tan gallarda y suficiente que Chaeyoung sintió envidia de poder hacerlo tan libremente.

— No es tuya...— susurró apretando las mangas de su hermoso Kimono. Debido a que, estaba al lado de Sana, la nombrada escuchó, lo único que podía pensar y casi pedir, era que la chica al ser demasiado sentimental, se dejaba llevar fácil por sus emociones y no quería que eso la perjudicara.

— ¿Disculpa? — repuso el hombre en espera, claramente, el hombre no había escuchado. 

— Que claro que sí.— respondió. — Pero, la Geisha Myoui ahora es mi hermana mayor, mi Mina.— Dijo, intentando formar un tono burlesco para que no se notara las dobles intenciones. La japonesa nombrada estaba sosteniendo y probando el delicioso té cuando esas palabras llegaron, a lo que tosió. 

— Claro, serás como su linda hermana menor, y yo como su danna y fiel amante, ¿no? — sonrió victorioso sin quitar su mirada amable. 

— Señor Jun, pero... Las Geishas no pueden enamorarse.— dijo Edel. 

— Claro..., sólo espero que ella me acepte como su enamorado, así podríamos ser felices y ella podría dejar su ardua vida de Geisha para permitirme mantenerla y darle la vida que merece.— pasó su brazo por los hombros de la chica. 

Claramente el hombre Jun era joven para ser un danna, tenía sólo 26 años. Los dannas normales tenían de 34 para arriba, sin contar que podían estar ya casados. Por eso era extraño que Christopher también era danna, seguramente poseían demasiado dinero y mucho tiempo disponible. Los jovenes pensaban en primero trabajar mucho, conocer y tener sus aventuras amorosas, no compromisos, como lo conllevaba y tenía idealizado Jun. 

— ¿Usted no está casado, mi amigo Jun? — preguntó ingenuamente Christoph. 

— Sólo una vez. Ya nos separamos, no era la indicada.— apuntó con un tono decidido y sin un poco de remordimiento, la coreana cada vez ardía por sus palabras. Además de estar claramente sorprendida porque el hombre, siendo tan joven, ya hubiera tenido esposa. — Y no tengo hijos, es mejor encontrar una buena chica.— indujo mientras se acercaba a Mina. La chica veía la escena algo divertida.

Veía a su menor molesta, a Sana preocupada por Chaeyoung mientras lo demás hombres y Geishas de la mesa eran ignorantes al tema. La verdad no le molestaba del todo que el hombre pensara en eso, ella sabría que no pasaría, no estaba obligada, y no lo estaría nunca, sin contar que, tenía la mejor excusa; ser Geisha. 

Chaeyoung se levantó de golpe. — Creo que se me ha olvidado algo.— se hizo al frente de la japonesa. — ¿Me acompaña, Geisha Myoui? — dijo más en orden que en pregunta. La chica simplemente asintió y en una reverencia, se disponía a seguir a la coreana, y pocas ideas de para qué la necesitaba tan urgente. ¿Le reclamaría? 

— No tarden mucho.— pidió Jun. La menor estaba impaciente, la necesitaba ahora. Su genio estaba creciente y sin miedo a no parar.

— No lo haremos.— se encaminaron al patio del lugar. Era hermoso, la casa del té donde estaban celebrando, de las muchas que había en esta zona de Geishas, era más grande. Se formaba en una forma cuadrada que daba de afuera para dentro, en el centro había un jardín lleno de maleza pero bien podado y fuentes de piedra, con agua y flores de cinco tipos, tal vez rosas, lirios, claveles, margaritas, violetas y más, no obstante, todo se veía muy cuidado y hermoso. Su aire era limpio y también estaban los baños. Todo era hermosamente combinado en madera y pinturas. 

La chica la llevaba del brazo. — Chaeyoung, Dios... ¿Qué pasa? — dijo mientras iba siendo casi arrastrada. — Para, ¿Quieres hablar? Bien, pero pod...-

Antes de seguir, la menor la estampó contra unos de los baños, cerró la puerta y se dirigió amenazante a la chica. La coreana era más baja de estatura, por la que la sentó en una banca que poseían los baños. 

— ¿Pero...? — la coreana se sentó en el regazo y sin dudarlo más se acercó tomando la mandíbula de la japonesa y jugando con su boca. El beso era salvaje, tanto así que sus respiraciones se volvieron recíprocas. La menor tomó el cuello y lo apretó con posesividad sin llegar a lastimarla pero con su toque de firmeza. Metió su lengua sin permiso, empezaban a luchar y la nipona sentía calor, así que decidió separarse. — Chae... Entendí, te... te quiero a ti, ¿Bien?

— Mina...— se acercó y la abrazó mientras dejaba salir unas suaves lágrimas. — Y-Yo... no quiero perderte.— en una situación normal y con el ego que tenían, esas palabras eran un trébol de cuatro hojas. La japonesa la separó y aún sentada en sus piernas, le dejó un beso delicado en los labios y acarició su cabello.

— No, no lo harás, mi pequeña Chaeyoung.— la dejó en su pecho, la chica podía escuchar sus suaves latidos que antes eran acelerados por la situación pero poco a poco se adormecían. La chica empezaba a pesarle sus ojos pero sintió un suave beso en su mejillas. 

— Sí, ya tenemos que irnos.— proclamó levantándose. Se arregló su hermoso Kimono y el pelo, aunque ya estaba totalmente fijado.

— No quisiera...— se sinceró Mina en un tono afable. — Pero se van a preocupar. 

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Hola, hola. ¿Quieren capítulo doble hoy? 👀

-Anónima.

❝ La geisha.❞ | ❥๑ Michaeng.Where stories live. Discover now