20

1.1K 156 57
                                    

— Hola, Chaeyoung

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— Hola, Chaeyoung. Necesito hablar contigo urgente.

La chica frunció el ceño y se apartó.
— Lo siento, Fumiko. No quiero hablar contigo, por favor haz tú pasantía y no me molestes, yo no lo haré.— se disponía a irse pero la tomó con fuerza de la muñeca.

— Mocosa buena para nada, me vas a escuchar. ¡¿Está claro?! — el agarre le estaba quemando la muñeca a la chica. Esta asintió mientras sus ojos se aguaban.

— B-Bien... Pero, s-suéltame, me duele. — cada vez sentía el cosquilleo en su brazo y el ardor hasta que se logró liberar.

— Hanako... O debería decir "Son Chaeyoung", una niña entrometida proveniente de Corea, qué repudio me das.— escupió el calzado de la chica. La coreana sintió un apretón en su pecho mientras el asco y la ira crecía.

— ¡Soy de Osaka! ¡Déjame en paz! — Dijo yéndose. Pero las siguientes palabras la detuvieron.

— Bien, no habrá problemas que todos se enteren de tus miserables raíces coreanas.— dijo con una sonrisa, la menor se acercó con sus ojos abiertos.

— ¿Ah, sí? ¿Y cómo lo piensas demostrar, ah? — Fumiko sacó un papel. Era un contrato, uno donde hablaban de casi 1 millón de wones y otro de yenes. — ¿Qué es eso?

— Oh... Esto, mi inepta Chaeyoung, es el contrato donde dice que vienes de Corea directamente a Japón sin permisos. Eres una escoria.— le escupió en palabras, sacó su mano y acarició el pelo de la menor.

— ¿Qué quieres? Además ese papel puede ser falso.

— ¿Falso? No lo creo, lo encontré entre las cosas de la damita, la pobre murió y su sobrina ahora es dueña de la Okiya, "La señorita" le dicen. Está la firma de La dama aquí, es legítimo y lo sabrán.— amenazó.

— No te creerán.

— ¿Y si sí qué pasará? Tú fama puede irse por la borda, la gente cree rumores y eso te mandará al limbo, Chaeyoung-ah.— Suspiró alejándose nuevamente.

— ¿P-Por qué me odias tanto? — dijo con impotencia.

-— Dos simples razones. La primera, eres coreana, tú sangre es impura y sabes que la mayoría de los japoneses lo piensan, ustedes y nosotros nos hemos matado en guerras, nos aborrecemos por naturaleza y honor, me dan simplemente asco.— y, realmente era tan estricto que si simplemente se nombraba o apoyaba a el país contrario, podían ir a la cárcel o pagar multas, en el peor de los casos, muertes.

— ¡No es mi culpa!

— Ni la mía, pero aquí estamos. La única razón por la cual a Jihyo no le pasa nada, es por su riqueza. Tú eres una doña nadie.— le dijo con dureza.

— ¿Y la segunda razón? — se acercó la más baja.

Los ojos de la Geisha Fumiko se ensombrecieron al punto de bajar sus tonos y causar un miedo inefable y evasivo dentro de la menor.

❝ La geisha.❞ | ❥๑ Michaeng.Where stories live. Discover now