CAPÍTULO 28

1.3K 157 24
                                    

Ilumina mi mundo, que las estrellas se cansaron de hacerlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ilumina mi mundo, que las estrellas se cansaron de hacerlo.
—Londrain.


Evan Walsh


La amo, siempre lo supe, no diré la típica frase de no sabía lo que tenía hasta que lo perdí, yo sé exactamente lo que tuve ¿tuve? No me quedaré con esa palabra de "tener" en pasado, no, haré lo posible para que vuelva a creerme, y es que no hay nada que yo haya hecho mal, bueno, solo no comunicarme en el momento. Ahora solo tengo el remordimiento de no haberle dicho en tiempo y forma, porque jamás la engañé, y no existe tal apuesta. Ahora el único problema es saber si ella quiere escucharme.

Hoy es día de escuela, nos toca literatura en la primera clase, ahí la veré. No pensaba asistir, pero lo necesito. Necesito verla. Y esto suena mal, juro que no tengo una dependencia o algún tipo de comodidad.

Con toda la flojera del mundo me paré de mi cama y fui al baño para darme una ducha. Abrí la regadera y deje que el agua fría cayera sobre mi cuerpo y activara mis músculos al tacto del agua helada. Salí, me miré al espejo y comencé a cepillar mis dientes. Tomé mis típicos pantalones negros junto con una sudadera y todo del mismo color. Arreglé mis cuadernos y los metí dentro de mi mochila, tomé mi teléfono y revisé la hora. Aún tengo tiempo, bastante. Baje las escaleras con la mochila entre las manos, de una vez me la coloqué detrás de mí. Me dirigí a la cocina para buscar algo que desayunar, encontré solo pan y mermelada de fresa. No he ido a surtir la despensa, ya que soy el único que se preocupa por eso. Mi padre ni siquiera come aquí, siempre lo hace por fuera. Y yo, bueno, la mayor parte del tiempo no tengo apetito.

Salí de casa con toda la tranquilidad del mundo, me puse mis audífonos para escuchar música y desconectarme de la realidad. Caminé cabizbajo, mirando qué es lo que piso mientras avanzo y como mi pan. Llegué a la escuela, entré al aula y me senté donde siempre lo he hecho, extraño que Blair venga a molestar sentándose a mi lado, pero por otro lado está bien porque con ella cerca no puedo concentrarme, sutilmente me quedaba mirándola sin que se diera cuenta —nunca se dio cuenta, obviamente—. Mientras ella ponía atención a las clases, yo le ponía atención a ella. Y así fue como no entendía nada de la tarea, por suerte, ella que si ponía atención, me explicaba.

Tiempo después de que llegué al salón, llego ella. Me miró y aparte la vista y fingí interesarme en lo que sucede a través de la ventana que tengo a mi lado, ¿por qué lo hice? Tal vez por vergüenza. Se sentó en su lugar de siempre; donde la conocí.

La maestra llegó haciendo ruido con sus tacones como siempre, odio eso.

—Como saben estamos en épocas de evaluación —comenzó a hablar. Es que esta señora no pierde tiempo—, y necesitamos relajarnos para obtener buenos resultados —dijo mientras cerraba la puerta del aula. Se dirigió a su escritorio, acomodó su bolso a un lado de ella y tomó asiento.

A las estrellas | Sin corregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora