Prólogo.

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Las estrellas al igual que las personas mueren, pero su luz sigue viajando entre el espacio hasta llegar a nuestro planeta y logramos verlas aún con luz

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Las estrellas al igual que las personas mueren, pero su luz sigue viajando entre el espacio hasta llegar a nuestro planeta y logramos verlas aún con luz. Aunque ellas hayan muerto, siguen brillando, al igual que las personas que decidieron visitarlas para quedarse ahí, por siempre.

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Ella lo amó, pero tal vez no de la manera correcta, ni siquiera sabe realmente si lo necesitaba. A la misma vez que fue su salvación, también fue su destrucción, en una misma persona, de una misma forma. Sutilmente lo lleno de cariño, logrando ver debajo de su piel y lo que encontró no es tan fácil de comprender, ella sabía la magnitud de dificultad a la que se debía enfrentar para amarlo y, sin saber si hacia lo correcto, dejándose llevar por lo que sentía; lo amo, sin importarle los miles de problemas que se avecinaban. Tal vez por eso, él supo que la había encontrado.

Él tenía la cara de querer desaparecer por un momento de la tierra, quería encontrar su felicidad, encontrarle un motivo a la vida... pero, ¿realmente lo tiene? Aun con miles de dudas en la cabeza, preguntándose frecuentemente ¿qué fue lo que hizo mal? ¿Por qué no simplemente puede ser feliz como las demás personas? ¿Por qué no simplemente puede acabarse todo de una vez por todas?... La encontró a ella, quien hizo de su tiempo algo maravilloso y supo lo que realmente es ser amado. Quiso creer que todo ya estaba bien y que esos pensamientos no volverían jamás, pero los pensamientos nunca se fueron y siempre estuvieron ahí, junto a él... para terminar consumiéndolo por completo.

A las estrellas | Sin corregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora