CAPÍTULO 2

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Blair Beckham

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Blair Beckham

Salí casi volando de mi casa porque se me hace tarde y el maldito despertador no sonó, además, mi despertador personal no regresó del trabajo. Traigo el ensayo entre las manos y comencé a correr más rápido, tratando de llegar al instituto para la primera clase, que para mi suerte es la de literatura y hoy tengo que entregar el maldito trabajo que dejo el día lunes. Durante toda la semana, Evan no me dirigió la palabra para nada, así que tuve que realizar el trabajo por mis propios méritos. Los cuales no valen nada.

Llegué y me encontré con la puerta del aula cerrada, toque con miedo y la profesora se encaminó en abrir la puerta:

—La clase comenzó hace veinte minutos, señorita Beckham —asentí y está se fue hacia su escritorio dejándome en la puerta—. ¿No piensa entrar?

Camine hacia mi asiento y observé que ya tiene varias carpetas sobre el escritorio, anunciándome que ya recogió el trabajo. No esperaba menos, fueron veinte minutos de retraso.

—No recibo más trabajos. —añadió para todo el salón, pero comprendí que el comentario se dirigía a mí.

Maldita sea, pero no solo me afectará a mí, también a Evan, es justo. He estado planeando platicar con la profesora al finalizar la clase y decirle que mi pareja no me ayudo del todo, realmente no hizo nada.

—Blair y Evan —llamó la profesora—, buen trabajo, tétrico, pero bueno —me quede un poco pasmada, puesto que yo no entregué ningún trabajo.

—Oh, yo no...

—Gracias. —Evan recibió la carpeta interrumpiendo lo que iba a decir. Me sentí un poco culpable por dejar que hiciera el trabajo solo, pero después se me quitó al recordar que jamás nos volvimos a poner de acuerdo y yo tenía la intención de hacerlo pero él no.

Las clases pasaron más lento de lo normal y eso me aburrió, pero por fin acabaron y podré disfrutar de un sándwich en la cafetería. No he visto a Rebeca en los pasillos y me pone un poco nerviosa lo que tenga que decirme después de abofetear a su novio —ambas sabemos que se lo merece solo que ella finge que no— Y también por lo que sucederá cuando me encuentre a Miller en la cafetería o por los pasillos.

Entré a la cafetería y no vi a Rebeca por ningún lado, le envié un mensaje de texto preguntándole que en donde se encontraba y no me contestó. Así que decidí ir a las canchas, la parte trasera de la escuela para pasar el resto del receso ahí. Llegué y me encontré con Evan, sentado en una butaca donde suelen estar las personas que no juegan durante un partido. Decidí acercarme para ofrecerle mi gratitud por el trabajo, sé que no se lo merece, sin embargo nos salvó de una mala calificación por mi culpa.

—Hola —dije alzando mi mano. No recibí respuesta—, ¿puedo sentarme? —tampoco recibí respuesta—. Solo vine para decirte gracias, no fue justo que hicieras el trabajo, pero tampoco lo fue el que no me dejarás participar en ello —no recibí señales de que estaba escuchándome. Que molesto es—. Comprendo si estás enojado...

—No estoy enojado. —mencionó después de varios minutos.

—Ah, menos mal —hice una pausa para soltar un ligero bufido que guarde desde hace unos minutos—. ¿Puedo leer lo que escribiste? —comenzó a buscar en su mochila y me entregó una carpeta azul.

—Puedes quedártelo. —añadió.

—Ah, gracias —masculle.

— ¿Por qué llegaste tarde hoy? —preguntó tomándome por sorpresa, no creo que le interese algo así.

—Amm, mi despertador no sonó. —dije ocultando una risa por recordar el acontecimiento.

—He escuchado que hablan de ti por los pasillos.

—Ah, ¿sí? —expresé un poco apenada.

—Dicen que abofeteaste a Miller.

—Se lo merecía.  —confirmé.

Vaya que sí.

Soltó una leve sonrisa dejándome ver el hoyuelo que se marca en sus mejillas.

—Bien hecho, Blake.

—Ah, no es Blake es Blair.

—Blake —repitió y rodé los ojos.

— ¿Tú fuiste quien golpeó a Miller en la cafetería? —cambié de tema.

—Se lo merecía. —solté una risa.

— ¿Por qué lo hiciste? —pregunté.

—No te importa, Blake. —volví a rodar los ojos.

—Blair —corregí.

—Muy bien, Blair. Si no te importa, quiero estar solo. —manifestó en un tono levemente fastidiado, tomó sus cosas y avanzó cruzando las bancas dejándome sola y preguntándome qué rayos acaba de suceder, ¿hice algo malo?

—Ok. —giré en mi propio eje para dirigirme a mi siguiente clase.

Raro.


Salí del instituto con varias personas mirándome con desaprobación y susurrando cosas que no alcanzó a escuchar y que la verdad, no me importa saber. O quizá un poco, no mucho. Ok, si me importa. Me encontré con Evan recargado sobre las paredes de la escuela, exhalando humo del cigarrillo que tiene en la mano y decidí acercarme.

—Oye, esta es una área libre de humo de tabaco —dije mientras señalaba el símbolo que está justo arriba de él.

No recibí respuesta de su parte, solo obtuve que le diera otra calada a su cigarrillo.

—Lo sé. —contestó después de soltar el humo que guardaba en sus pulmones.

— ¿Entonces por qué lo haces?

—Porque quiero y puedo.

—Pero no debes.

—Hay muchas cosas que no debo hacer, en cambio, las hago. —le dio otra calada a su cigarro.

—Mmm... —contesté apretando ligeramente mis labios.

—Mmm... —me imitó—, debo irme. —añadió mientras tiraba su cigarrillo y lo aplastaba con la punta de su zapato.

—Adi...

Se fue dejándome con las palabras en la boca, de nuevo. Puedo acostumbrarme a eso.


Me encuentro sentada sobre mi cama leyendo elensayo y realmente estoy sorprendida, no pensé que podría escribir algo así, nodigo que no tenga la capacidad, solo que ¿cómo rayos tiene esas ideas?, locomparé con el que yo escribí y realmente me quedé atrás, por mucho. Ahora mealegró de que no haya llegado a tiempo a la clase, si lo hubiera hecho laprofesora leería mi ensayo y se reiría en mi cara, como Evan con su ensayo.

A las estrellas | Sin corregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora