CAPÍTULO 20

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Blair Beckham

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Blair Beckham


— ¿Puedes olvidar lo de la semana pasada? —preguntó el chico frente a mí.

— ¿Qué pasó? —dije de manera desentendida.

—Gracias.

De hecho, no pensé en eso el resto de la semana, no es algo que tenga mucha relevancia. Lo que si me preocupa es lo que sucede con él, no creo que sea algo muy grave, ni siquiera creo que sea un problema. Tengo varias teorías sin comprobar, pero tengo una más cerca de ser la verdadera, o al menos eso pienso yo. Estoy un 85% segura.

— ¿Qué escondes, Simpson? —me arrepentí al instante de preguntar.

Se paró del escalón donde estaba sentado y me dio la espalda.

—Emm, nada importante. —dudó su respuesta. No quiero presionarlo a decirme lo que le pasa, pero si es algún problema grave prefiero que tenga la confianza de contármelo para poder tratar de ayudarlo.

Hice lo mismo, y me encaminé hasta el — ¿Seguro?

—Claro, yo soy la persona más segura de este planeta.

—Eso no sonó muy seguro.

—Estoy bien, Blair. —volteó para darme la cara.

— ¿Estás completamente seguro? —comencé a irritar. Que carga es tener que lidiar conmigo.

—No te rindes, ¿verdad?

—Nunca. —guiñé mi ojo derecho, o bueno, eso traté de hacer.

—Es una historia un poco larga, apenas te conozco... pero sé que puedo confiar en ti —sonreí—. Emm, ¿por dónde empiezo?

— ¿Por qué se mudaron aquí? Es un pueblo chico. Discúlpame, pero tú madre parece venir de la gran ciudad, no creo que esté acostumbrada a este ambiente. Ni siquiera son canadienses, ¿verdad?

—Para obtener lo que quiere, hace lo que sea. —fruncí mi ceño.

— ¿Qué quiere?

—Soy gay, Blair —fingí sorpresa. Ya lo sospechaba desde un principio, y ahora me lo está confirmando—. ¿Ya lo sabías? —frunció su ceño. Seguramente noto mi no sorpresa ante su confesión.

—Lo sospechaba.

— ¿Se nota? —sus ojos se abrieron como platos, y mostraban un poco de miedo.

—No, tranquilo, lo supuse desde la vez que ese tal Tyler vino a buscarte.

—Sí —soltó un suspiro—, siempre tenemos que escondernos. —agachó su cabeza.

— ¿Por qué? —maldita curiosidad.

—Mi madre, no me acepta como soy. A los doce años le confesé que los niños me llamaban la atención, ella me dijo que aún estaba muy pequeño para saberlo, qué tal vez cuando creciera mi gusto cambiaría. Acepté, pensé que si estaba muy joven para saberlo, pero cuando crecí mi gusto no hizo nada más que aumentar. Lo oculté por miedo a cómo reaccionaría. Un día normal en la escuela, me encontró con Tyler, y vaya, no pude negarlo. Me prohibió verlo, ya casi toda la escuela lo sabía, y mi madre estaba muy preocupada por lo que podrían decir de ella por tener un hijo gay, y así fue como llegamos aquí, donde nadie nos conoce. Para evitar el que dirán, para volverme heterosexual, y para alejarme de Tyler. No puedo alejarme de él. Para ella es muy importante su imagen pública.

— ¿Arlie lo sabe?

—Sí, y me apoya bastante. El único que lo hace.

—Te olvidas de mí, tienes mi apoyo. —coloqué mi mano en su hombro. La única manera en la que puedo demostrar mi apoyo, no puedo hacer otra cosa, no sé hacer otra cosa.

Me siento mal por no saber cómo reaccionar en estas situaciones, temo decepcionarlo por mi falta de conocimiento, pero no es así, es que realmente no sé cómo reaccionar, ¿qué se debe hacer o decir exactamente?

—Ahora tú, por eso fue la cena, Blair, por ti —fruncí mi ceño—. Mi madre piensa que al juntarme contigo podrán cambiar mis preferencias sexuales, que me gustarás y me olvidaré de todo, estúpido, ¿no?

—Bastante estúpido —rio—. Y tú padre, ¿lo sabe?

—Casi nunca está en casa, pero lo sospecha. Siempre hace caso a lo que mi madre dice para no tener que discutir con ella.

—Entonces, ¿qué pasará con Tyler?

—Seguiremos viéndonos, a escondidas, obviamente.

—Si se aman, deberían de gritar su amor al mundo —alcé la voz—, sin importar nada, solo el amor que sienten mutuamente.

Yo, la más romántica y cursi.

—Qué más quisiera yo, pero no puedo. Me siento atrapado, acorralado por mi madre.

—Algún día se dará cuenta y te aceptará tal y como eres, paciencia.

—Ya me esperé durante siete años.

—Ten paciencia, lo hará, y si no, la obligamos. —soltó una risa.

— ¿Y tú? ¿Cómo vas con Evan? ¿Ya se aman de nuevo? —mis mejillas se tornaron de un color rosa intenso.

— ¿Amarnos? Lo contrario a eso —¿ya mencioné que soy mala para mentir? Seguramente noto el brillo en mis ojos, imposible esconder las emociones que me causa escuchar su nombre.

—Obviamente, sería un idiota si no lo hiciera. —sonreí.

— ¿Lo conoces?

—Amm, sí —que pequeño es el mundo—. Asistía a la misma escuela que yo, jamás cruzamos palabra y dudo que se acuerde mí.

—Y...y... ¿cómo actuaba? —despertó mi lado curioso, de nuevo. Creo seriamente que nunca se apaga.

—Normal no es una opción, pero raro tampoco —exactamente lo describiría de la misma manera—. No era muy social, tenia novia —alcé mi mirada en cuanto mencionó lo último—, era conocido por participar en peleas de cada pasillo del edificio. Por eso lo expulsaron.

No sé cómo tomarme esa información, ¿bien? ¿Mal? ¿Normal? Si quiero saber algo sobre Evan siempre tengo que enterarme por terceras personas ya que él nunca me cuenta nada. ¿No me tiene la confianza suficiente? Él sabe más de mí que yo de él.

— ¿Y su novia... —traté de sonar lo más casual posible, pero siempre falló en eso de ser discreta, no va conmigo.

— ¿Celosa? —me dio una sonrisa pícara.

—No, para nada —mis mejillas comienzan a arder—. Solo que...

—No mientes muy bien, ¿quieres unas clases?

—Por favor.

—Te confieso que me llego a gustar —abrí mi boca en forma "o"—, pero no es mi tipo. —reí.

—¿Cómo debería de sentirme después de tu confesión?

—Como quieras, estoy seguro de que a él no le gustan los chicos, le gustas tú.

—¿Listo para tu primer día de clases?

—También puedo enseñarte a evadir temas —sonreí—. No, la verdad es que no estoy listo, pero ya que, tengo que hacer lo que mi madre diga.

— ¿Qué pasará ahora que ya se tú secreto?

—Solo sígueme la corriente con mi madre, por favor.

—Sí, no te preocupes.

Pienso que estoy podría traer problemas, pero no tan graves ¿verdad? No entiendo porque su madre quiere seguir ocultando algo que ya sabe, lo único que ocasionará es que Sky pierda la confianza en ella y haga todo a escondidas, lo cual puede ser peligroso. Además, ya lo hace. Me despedí de Sky y subí a mi habitación, me recosté en mi cama y me tapé con las cobijas, pero el sonido de llamada entrando en mi teléfono impidió mi siesta, rodé sobre mi cama para llegar hasta donde mi móvil se encuentra, al ver el nombre del contacto no puede evitar sonreír.

A las estrellas | Sin corregirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora