𝘁𝗲𝗻 ; 𝗶𝘀 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝘁𝗼 𝗯𝗲 𝗯𝗮𝗰𝗸.

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JULLS.

Empecé a oír disparos. Y no lo pensé ni dos veces para salir corriendo en busca de Stiles y Scott.

Fui a donde los había dejado, en las vías frente de la escuela.

Pero no me di cuenta que alguien más venía saliendo de la escuela corriendo, y ambos chocamos, mientras nos sujetabamos para no caer. Noté que era Scott.

—¿Que pasó?, ¿dónde está Stiles?, –pregunté recuperando el aliento por haber corrido tan rápido.

—No lo sé, algo está pasando.

—Si, no me digas, –respondí sarcástica.

—¿Dónde está Liam?

—Se fue el caballo de un jinete, no sé si lo logró, –le contesté preocupada.

Scott asintió.

—El desvío del tren está por haya, –señaló las vías, —Es nuestra única oportunidad de detener el tren.

—Vamos.

Ambos empezamos a caminar por la vías, yendo a donde Scott dijo que el desvío del tren estaba.

Pero mientras más nos acercábamos, vimos a Douglas parado al lado del desvío. Y Scott me detuvo.

—Déjamelo a mi, escóndete detrás de un árbol y sal a mi señal, ¿okey?, –me ordenó.

Asentí con mi cabeza, para luego esconderme detrás de un árbol.

No puedo mentir, extrañaba que Scott me tratase así; que me protegiera ante todo y que él se arriesgara, es un sentimiento de protección que solo él como alfa lograba darme, y lo extrañaba.

—Creo que disfrutas esto, Scott, –escuché a Douglas hablar, —Empeñarte, en tareas completamente inútiles.

—Aléjate de las vías, o te obligare a alejarte, –advirtió el moreno.

—Una forma muy alemana de hacer las cosas, –reconoció, —Debiste ser las juventudes Hitlerianas.

—Tal vez no me oíste, te dije que retrocedas.

Douglas se transformó en lobo.

—Puede que tu no me oíste a mi, –rugió.

Scott se transformó e hizo lo mismo. Vi necesario salir a ayudarlo cuando observé a jinetes fantasmas acercarse a paso lento.

—Increíble, a un ante posibilidades insuperables... no sé si es suicidio o estupidez.

—Tal vez ambas, pero como sea, llegaré a esa palanca.

—Tú más que nadie debe saber lo que le pasa a los hombres lobos solitarios.

—¡No esta solo!, tiene una manada, –salí de mi escondite.

—Y Julls aún no está en ella, –Malia apareció detrás mío y se puso a mi lado. Ambas sonreímos, —Pero yo sí.

—Yo no estoy en la manada, –Peter apareció, —Pero a nadie le agrada un nazi.

Scott rugió, siendo seguido por Peter y Malia, mientras yo cerré mis puños permitiendo entrar la electricidad.

Y así fue como empezamos una batalla.

La manada McCall, el pararrayos humano y Peter Hale, contra un nazi y jinetes fantasmas.

Esquive las balas que los jinetes disparaban dándole golpes a todos los que se cruzaban en mi camino.

HABIT ↻ liam dunbarWhere stories live. Discover now