𝗻𝗶𝗻𝗲𝘁𝗲𝗲𝗻 ; 𝗵𝗲'𝘀 𝗱𝗲𝗮𝗱.

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JULLS.

Después de que nos dejaran salir del hospital, fuimos directo a la escuela.

Donde nos encontramos a Corey y le informamos sobre Brett. Luego los tres juntos fuimos a un salón donde también se encontraba Lydia.

Lydia tenía un encendedor y una hoja con un lápiz en el escritorio, mientras que Corey, Mason y yo la mirábamos atentos. La Banshee mantenía los ojos cerrados, mientras intentaba concentrarse. Noté como Corey me miraba de reojo.

—¿Estas bien?...digo las heridas, ¿sanaron?, –murmuró él para según no interrumpir a Lydia.

Asentí, —Sanaron mientras estuve inconsciente, ¿por qué?

—No por nada, solo preguntaba...

—Oh esta bien, ya me siento mejor, –sonreí levemente.

—Silencio, por favor, –nos regañó Lydia, y asentí.

—Lo siento.

Lydia se siguió concentrado, mientras la miraba esperando a que consiguiera algo. Pero Corey no entendió lo que se significaba silencio.

—¿Ya lo ha intentado antes?, –le susurró Corey a Mason, y éste asintió.

—Ha hecho premoniciones algunas veces, pero ella siempre lo encuentra.

Mientras, yo solo esperaba el regaño de Lydia venir.

—¿Cómo nos ayudará esto?

—No lo sé... pero si Brett murió, creo que ella ya lo sabría.

—¿Funcionará?

—Podría, si dejaran de hablar, –ahí estaba el regaño de mi amiga.

Miré a los chicos, alzado mis cejas suplicando que la dejaran hacer su trabajo. Ellos asintieron, musitando un lo siento.

Lydia suspiró y se siguió concentrando. Pero un ruido provocado por Corey la volvió a desconcentrar y la pelirroja lo fulminó con la mirada. El par de novios se volvió a disculpar, rodé los ojos divertida, y miré a Lydia.

—Sigue, –al parecer Lydia logró interceptar algo, ya que empezó a ver la habitación con el ceño levemente fruncido.

La llama de fuego que salía del encendedor se apagó, y Lydia bajó su cabeza, sujetó el lápiz y empezó a escribir cosas en el papel mientras movía su cabeza un poco raro.

Mason, Corey y yo la miramos atentos mientras intentábamos descifrar que escribía. Ya que Lydia siempre escribía cosas así, en tipos de códigos, y no sorprende que esta vez fuera así.

Lydia dejó de escribir, y reaccionó. Pasó su mirada por sobre nosotros, y luego miró el papel sobre el escritorio.

Leyó este y se lo pasó a Mason. Como dije, algo en tipo de códigos, solo que estos venían en otro idioma.

—No...no entiendo que es, –comentó Lydia con el ceño fruncido.

—¿Alguno sabe Chino?, –preguntó Corey.

—Mi teléfono, –dijo Mason sacando este y tomándole una foto a la hoja.

—¿Qué es esto?, –señalé una parte de la hoja, ya que esta llamó mi atención.

—Es un numero romano, el sesenta y...

—El sesenta y ocho, –afirmó Mason mostrando su teléfono con la traducción, —Eso dice en chino también.

—E, R....

—E, R, ¿qué?, –frunci el ceño.

—Hervio, –dijo Lydia y se volteó hacia la tabla periódica tras nosotros, —El número anatómico el hervio es sesenta y ocho.

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