Cap 16: Noche Juntos

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Narrador omnipresente:

— llegamos. Si quieres puedes quedarte a dormir — dijo Usa sacándose la chaqueta.

— gracias — respondió y se sentó en el sofá— ¿que tal si... vemos una película?.

Usa aceptó y fue a la cocina. México empezó a respirar rápidamente y se tocó el pecho mientras la sangre se calentaba en sus mejillas, 《¡dormiré aquí. Y también veré una película junto a él!》.

Se levantó y fue a buscar una película, tendría que ser una buena, también quería que tuviera el ambiente perfecto para su declaración, aunque la mayoría de veces cuando ve una película romántica se duerme.

— tal vez... una de terror.

Había muchas películas que ya había visto, le sacaría provecho a eso; eligió una al azar. Llego Usa con un bote de palomitas y otro con papitas; él mexicano le mostró la película al otro, el de lentes de sol asintió y se sentó; México lo puso y empezó la película.

— ¿ya la habías visto?— preguntó él mexicano sentándose a su lado.

— muchas de las películas que están ahí no las he visto.

— bueno te gustará.

— ¿ya la viste? — lo miró esperando una respuesta.

— ¡no!— dijo nervioso, casi la había arruinado.

Los dos veían entretenidos. Bueno, sólo Usa, ya que México sólo esperaba una parte, en la cuál empezaría su plan. La película continuaba aún en la mitad, para México era una eternidad, aún no llegaba a la parte que quería, se estaba desesperando.

— ¡Veronica!— grito el hombre de la película intentando salvar a su esposa.

Usa empezó quedarse dormido en el hombro del mexicano, esto lo asusto al otro. ¡Oh no, si se quedaba dormido no podría decirle nada, y la parte aún no llegaba! 《ya que...》.

— ¡AHHH! — gritó él mexicano, levantando y asustando al otro.

— ¡¿WHAT?! — miró a todos lados y abrazó a México fuertemente, pero sólo escuchó las risas del otro — ¡Mex! ¡Casi me matas del susto!— le dió un golpe en hombro.

— ay, perdón — dijo sobándose la zona golpeada— pero te quedabas dormido, ¿cómo querías que te despertara?.

— ¡no sé!. Con un empujón esta bien, ¿no?— se cruzó de brazos y luego pensó algo —... o con un beso... .

— ¿que?.

— ¡nada! ¡Olvídalo! — volvió a mirar la tele.

México quería confirmar lo que había escuchado y volvió a preguntar, pero no obtenía respuesta, aunque seguía insistiendo más y más. Usa, por otra parte, se estaba avergonzado cada vez que recordaba lo que había dicho, dandole una vista encantadora al mexicano.

Él latinoamericano lo agarró del brazo y lo hecho en su regazo, él estadounidense no hizo nada y se acomodó.

— ¿me lo dirás? — dijo aún mirando la tele.

— ¿si te lo digo, prometes responderme algo?.

— claro, ahora dime.

— dije que sería mejor que me despertarás con... con un beso — ocultó su rostro con una almohada, y siguió hablando— Ahora, respóndeme, ¿quieres darme un beso?.

México se quedó callado, tantas indirectas que había escuchado en su vida habían valido todo la pena; él estadounidense al no escuchar respuesta se empezó a arrepentirse de lo que había dicho, sé quiso levantar, pero sintió un peso y como unos brazos rodeándolo.

— pensé que yo debía decírtelo— dijo él mexicano entre risas sacándole la almohada— pero tú te me adelantaste. Y respondiendo tu pregunta, sí.

Usa sintió sus ojos arder; apartó los brazos del mexicano y se sentó, pequeñas lagrimas salían de sus ojos. México sintió como lo rodeaban los brazos del estadounidense, le gustaba esa sensación. Se sentían felices, pero eso no duro mucho ya que las luces se apagaron.

— carajo — se quejó Usa — bien, creo que sería mejor dormir, ¿no?.

— eh, si jeje.

México se estaba por acomodar en el sillón, pero una mano lo detuvo, y vió que era Usa, quien estaba jalándolo sin darse cuenta. Él estadounidense lo volteó a donde se encontraba él mexicano, pero no logró verle por la oscuridad que los segaba; al darse cuenta se avergonzó un poco, aunque igualmente siguió jalándolo hacia su cuarto.

— ven. Tengo una linterna, me ayudarás a buscarla.

Él otro no dijo nada y camino junto al de cincuenta estrellas. Llegando al cuarto de Usa empezaron a buscar la linterna que tenía, México la encontró y la prendió apuntando hacia el techo.

— bueno, ¿que hacemos?.

— dormir— dijo Usa tirándose a la cama.

— ¿buscamos la linterna para nada?— dijo apagándola.

— ¡no la apagues!— se tiró encima de México, consiguió la linterna y la prendió— uf, sabes le tengo... un poco de miedo a la oscuridad —se ruborizó un poco por la vergüenza.

La habitación quedo en silencio; México no respondía ya que se había quedado sin aliento al darse cuenta que él estadounidense estaba sobre él, y el pequeño rubor no le ayudaba en lo que es nada. Usa estando encima estaba confundido, trataba de adivinar que el lo que pasaba. 《no creo que se haya puesto así por lo que dije》 le apuntó con la linterna en la cara.

— sácame eso de la cara— puso su mano para cubrirse.

— dime lo que te-... o-oh, ya veo— se levantó rápidamente con un gran sonrojo— perdón, Me-México. Sabes que, me iré a cambiar.— dijo sin esperar respuesta.

México se dió cuenta que no tenía ropa para dormir, así que fue al baño para poder preguntar a Usa si podía tomar prestado algunas de sus ropas; claro que tocó antes, pero no escuchó respuesta. Volvió a tocar, pero otra vez no obtuvo respuesta; decidió abrir un poco la puerta para poder ver.

— Usa, ¿estás aquí?— miró adentro, pero no vió nada— cierto, la linterna. Usa, no veo nada, por favor.

Volvió a la habitación y se sentó en el piso, esperando al estadounidense, después de unos minutos llego este.

—¿dónde estabas?— preguntó él mexicano levantándose.

— estaba cambiándome. Te lo había dicho—se echo en la cama—busca algo de ropa y cámbiate.

México fue a buscar algo de ropa después de eso, tomó la linterna y se la quizo llevar, pero Usa no lo dejó.

—¡dame la linterna!.

—¿cómo quieres que me cambie sin luz? No llega ni un poco de luz en el baño.

—cámbiate aquí. Puedo mirar a otro lado, pero deja la linterna— intentó convencer al mexicano, pero este ta estaba convencido cuando dijo la primera frase.

Usa se volteó al ver que él mexicano se quitaba la camiseta, la sangre se calentó en sus mejillas, pero la menos tenía luz. Él estadounidense empezó a tener un poco de curiosidad, "¿cómo será el cuerpo de México?", es lo que se preguntaba en su mente; volteó un poco, pero se avergonzó al ver que él otro se dió cuenta que lo observaba haciendo que volteara rápidamente.

Al terminar de cambiarse fue hacia la sala, pero Usa le dijo antes que se fuera que podía dormir acá, él otro aceptó con todo gusto, emocionado se echó junto a él y lo abrazó.

— te amo, Usa— cerró los ojos.

— yo también, Mex— se volteó quedando frente al pecho a México, sólo se acomodó más y cerró los ojos también.

ᴛᴇɴᴅʀᴇ ᴛᴜ ᴀᴍᴏʀ-rusame o mexusa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora