Cap 9: Un Poco de Alcohol

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Narra Perú:
Había comprado todo para mañana, la verdad no eran importante, pero igual quería que las cosas salieran bien; aunque pienso que estoy haciendo mal.

Pare en un parque, solo para relajarme, pero sentía alguien que me observaba; cuando sentí que se fue, yo también lo hice. Lo único que quería ahora era tirarme a mi cama y dormir, ademas no me había gustado mentirle a México.

—me hubiera quedado al margen— me quejé llegando a mi cuarto.

Narra narrador omnipresente:
Al día siguiente, todo iba tranquilo, nada parecía estar mal ni bien, en pocas palabras era un día aburrido; las miradas de parte del mexicano y el ruso entre si eran de esperarse, ya an tenido tanta peleas, una grave y otras ya no tanto; Usa estaba más que cansado esa mañana. La ONU empezó la reunión como siempre.

—ay que aburrido— suspiro Chile, buscando algo con que entretenerse.

—espera...— hablo el argentino, quien hacía un avión de papel— ¡listo! Mi obra maes-

—trae acá— dijo él de sangre azteca, interrumpiéndolo— después te hago uno nuevo— se asustó al ver la cara de ira de su amigo.

Este escribió en el avión de papel y lo lanzó, que por suerte cayó donde quería que cayera, en el asiento de Usa, pero él recién nombrado no la tomó, ya que había quedado dormido hace unos minutos.

Este maldeció en voz baja y procedió a hacer un avión de papel para él argentino; después de unos minutos, se dió cuenta que la carta para Usa, fue tomada por el canadiense, quien lo miró sorprendido con una cara notablemente molesta pero ruborizada. Después hablarían.

La reunión concluyó; todos salieron de la sala, sintiendo un alivio al igual que la organización que ya no tenía que aguantarlos ni un minuto más.

Afuera de la sala había un mexicano quien hablaba un poco incómodo, pero al final aliviado con el canadiense. La mayoría se iba rápidamente de aquel lugar; y ese era el caso del peruano, quien ya se iba, pero alguien lo detuvo, haciendo que los dos se fueran juntos. El mexicano se dió cuenta de aquel dúo, que acababa de irse, pero lo que lo sorprendió es que era Rusia quien iba a lado de Perú.

—emm... Ya me voy, adiós Canadá

Iba a seguirlos, pero Usa lo agarró del brazo, haciendo que forcejeara, aunque dejo de hacerlo al ver quien lo tomaba del brazo; México no sabia a donde iban, pero no le importaba, hasta que el estadounidense lo acorraló a la pared y lo miró enojado.

— <mi*rda> ¿Que hi-

—no te hagas el tonto conmigo, sabes lo que hiciste— él mexicano lo miró confundido— ¡la carta! Si crees poder enamorar a Canadá no podrás, porque ya tiene novio— México lo miró por unos minutos y empezó a reír— ¿de que te ríes?

—la ca-carta no e-era para él— dijo intentando hablar bien por culpa de sus risas.

—ah...— él de lentes de sol se puso un poco rojo por la vergüenza— entonces... ¿para quien era?

Sus risas pararon repentinamente y el nerviosismo tomaron su lugar.

—era para... bueno, ¿sabes?, no importa

— a mí sí me importa

Usa dejó de acorralarlo para después agarrar con sus dos mano el rostro del mexicano, este se puso más que nervioso, su cara estaba echa tomate; él estadounidense se iba acercando más a su rostro, pero se detuvo al sentir la cara hervir de México, poniéndolo nervioso. Y optó por tirarle agua.

Él mexicano no reaccionaba, pero si escuchó como Usa le decía que lo sentía un montón de veces. Cuando este reaccionó aceptó la disculpa de parte del estadounidense; pero si que se había ilusionado. Después de unos momentos Usa decidió invitarlo a salir unas horas como parte de su disculpa, a lo que este aceptó con todo gusto.

ᴛᴇɴᴅʀᴇ ᴛᴜ ᴀᴍᴏʀ-rusame o mexusa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora