Capítulo 8: Asuntos familiares

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En un viejo y oscuro callejón, Shoto buscó un refugio para el dolor que sentía. Ni siquiera sabía cómo había llegado hasta allí, pero tras haber caminado veinte minutos con la capucha puesta por la calle principal entre el bullicio de la gente, finalmente, encontró ese callejón que parecía un buen lugar para esconderse un rato.

Vacío y silencioso, nadie le encontraría allí. Al menos eso pensó.

Sentado en el frío suelo, con la espalda apoyada contra el muro de ladrillo rojo y escondido tras unos pequeños cubos metálicos de basura, dejó que un par de lágrimas salieran de sus ojos.

La capucha seguía resguardando su rostro. Era mejor así, no debía dejar que nadie le reconociera como el hijo de Endeavor, al menos ahora que no tenía un quirk con el que protegerse. Debía regresar a casa, pero... no podía hacerlo ahora mismo con ese sufrimiento en su corazón. Necesitaba sólo un rato para tratar de volver a su inexpresividad habitual.

Sus manos, ocultas dentro de la manga larga de la sudadera que Bakugo le prestó, intentaban entrar en calor. Era irónico. Él nunca había tenido frío, si lo tenía, sólo debía aumentar un poco la temperatura desde su lado izquierdo. Ahora mismo, se estaba congelando y, por eso, se encogió llevando sus rodillas hacia el pecho hasta agarrarlas con sus brazos.

"El rechazo de la persona amada dolía demasiado". Siempre supo que confesar sus sentimientos a Bakugo sería difícil y que podía desencadenar en un gran desastre, pero... no esperó que él fuera a ser tan brusco en sus palabras, ni que le dejase allí tirado en el suelo desnudo. ¿Se había pasado al besarle? ¿Es que Bakugo no quería? Quizá sólo le había seguido la corriente creyendo que él necesitaba aquello. ¿Tan mal había interpretado lo que vio? Pensó que Bakugo podría sentir lo mismo y se negaba a confesarlo, pero ahora...

— El amor te hace débil.

Aquella voz le obligó a abrir los ojos ante la sorpresa. Llevó las mangas a sus ojos y limpió las lágrimas antes de elevar la mirada bajo la capucha. Unas botas se encontraban frente a él y, a medida que alzaba la cabeza, iba viendo la chaqueta azul de tres cuartos y finalmente, esos brazos llenos de quemaduras de tercer grado y su rostro sonriente: Dabi.

— Sí, el amor te hace vulnerable. Esperas que esa persona amada tenga un detalle contigo, algo que te haga ver sus sentimientos, pero, Shoto... por mucho que esperes, eso jamás pasará.

— ¿Vienes a terminar tu trabajo? — cambió de tema Shoto — Sólo hazlo de una vez.

— No tiene gracia acabar con la vida de un falso héroe indefenso — sonrió Dabi — ¡Enamorarte del chico dinamita! — rió Dabi — ese chico antes moriría que confesar un resquicio de sus sentimientos, es más, ¿qué te hace pensar que eres digno de él ahora mismo? Sin tu quirk, un chico inútil. ¿Qué podrías aportarle?

— Cállate — susurró Shoto.

— Vamos, pequeño Shoto, sabes tan bien como yo que ese chico es fuerte porque no se deja llevar por debilidades. Aparta los sentimientos y su único sueño es ser el héroe número uno. Tú no entras en sus planes. Eres patético, Shoto.

— Cállate — repitió una vez más. Shoto cerró los párpados con fuerza, llevando sus manos a los oídos para intentar silenciar las palabras que ese villano le ofrecía y tanto daño le hacía. Ya sabía lo inútil que era ahora mismo, sabía que Bakugo sólo debía sentir cierta lástima por él, quizá algo de odio por haberse quedado sin un rival al que vencer. Pensar en que jamás volvería a ser suficiente para Bakugo le causaba un sufrimiento sin igual.

— En el momento en que te enamoraste, te volviste débil. Para acabar contigo, sólo tendría que matar a ese chico.

— No te atrevas a tocarle — Abrió los ojos Shoto al escuchar esas palabras. Sólo imaginarse que podían intentar matar a Bakugo le hacía hervir la sangre.

Quirk (Boku no hero: Baku-Todo)Where stories live. Discover now