Capítulo 12: ¡No puedes esconderte!

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Con el folleto de una universidad en la mano, Bakugo salió del arreglado cuarto de Shoto para ir en su busca. Estaba enfadado, muy enfadado. Que Shoto quisiera renunciar a su sueño era algo que él no pensaba permitir. Quería creer que simplemente, no quería perder un rival, pero en el fondo sabía que iba más allá de todo eso: le amaba. El amor era una mierda, porque le hacía perder la poca cordura que tenía y enfadarse mucho más con tonterías como ésta, pero no podía dejar que Shoto perdiera esas escasas sonrisas que ofrecía cuando realmente disfrutaba con lo que hacía. Si no era un héroe... no volvería a sonreír, porque nada le apasionaba más que ese trabajo.

Abrió la puerta corredera y salió al pasillo. Frente a él, aparecieron siete puertas, de las cuales sabía que al menos cuatro debían ser habitaciones, tres de sus hermanos y una la de sus padres. Por lógica, viendo la edad de la anciana, era muy probable que tuviera el cuarto abajo para evitarle subir las escaleras. Quedaban tres puertas de las que dudaba, al menos una, debía ser un aseo.

Apretó los dedos hasta formar un puño y arrugó el papel de la universidad que sostenía. Abriría una a una hasta dar con ese chico. ¡No podía esconderse! No iba a permitir que siguiera huyendo de él. Esa situación iba a terminar hoy fuera como fuera.

Empezó a abrir una a una despacio. Era consciente de que la familia no estaba allí, pero no dejaba de estar haciendo algo éticamente incorrecto al abrir sus habitaciones para mirar dentro. Creando una mínima apertura, miraba lo justo por la ranura para hacerse una idea de qué era esa sala. Dos habitaciones, un cuarto de baño y otras dos habitaciones. Quedaban dos puertas al fondo y no podían ser nada indecoroso, seguramente salas de entrenamiento o algún despacho.

Caminó hasta la penúltima puerta y entonces, escuchó la voz de Shoto. Eran quejidos, pero intuyó que Shoto debía estar o practicando artes marciales, aikido o algo similar para evitar pensar en lo que ocurría en su vida. Bakugo se animó mucho más. Abrió la puerta de par en par con total seguridad de que debía ser la sala de entrenamiento.

— ¡NO PUEDES ESCONDERTE, BASTARDO!

El vaho acumulado en la sala fluyó hacia la puerta y Bakugo se sonrojó al instante en cuanto observó el rostro perplejo y sonrojado de Todoroki girándose hacia él. Cohibido, dentro de la ducha, Todoroki llevó sus manos hacia su miembro en un intento imposible por cubrir su desnudez.

El ruido del grifo del agua era lo único que se escuchaba en ese momento rompiendo el tenso silencio que ambos habían formado. Con los ojos completamente abiertos y las mejillas sonrojadas, se miraron fijamente. Estaban paralizados ante la escena.

— ¿Baku...go? – preguntó Shoto entonces al reconocerle entre el vaho.

— ¡JODER! – gritó éste al ver que acababa de meter la pata hasta el fondo –. Creía que era la sala de entrenamiento.

— Es la de al lado – le aclaró Shoto todavía intentando cubrir su desnudez con sus manos.

— Creí haber escuchado un quejido de dolor y...

— Estoy bien – mintió Shoto.

Su voz temblaba ligeramente, seguramente mezcla de dolor y vergüenza ante la situación.

— ¿Me das dos minutos? Por favor.

— S-sí... claro – exclamó Bakugo al darse cuenta de que ya debería haberse marchado del lugar.

Se giró para marcharse y cerrar la puerta cuando se dio cuenta de algo importante, ¡no quería dejar la situación así! Él también le dijo a Shoto que saliera de su cuarto aquel día y él... había decidido mostrar parte de sus sentimientos justo en el momento más bochornoso de su vida mientras se masturbaba. Bakugo frunció el ceño. ¡No!

Quirk (Boku no hero: Baku-Todo)Where stories live. Discover now