Capítulo 3: Un lugar para ti

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Con lentitud e inseguridad, sus piernas seguían adelante. Un paso tras otro. La última vez que estuvo en la residencia, llevó un presente a su madre, un simple ramo de flores, pero hoy, no había tenido tiempo ni ánimo de pensar en algo. Necesitaba a su madre o, al menos, era lo que su cuerpo le pedía: un abrazo de ella.

Durante el camino, fue incapaz de pronunciar palabra. Ni siquiera miró a Endeavor. Mirarle dolía demasiado. En él veía al héroe número uno, veía el prestigioso apellido Todoroki, del cual, él ya no era digno de llevar. No era nada más que un estudiante normal sin un futuro claro.

Se detuvo frente a la puerta corredera de la habitación. En la placa metálica, el nombre "Rei Todoroki" estaba impreso. Shoto alzó la mano y golpeó en la varilla de madera con sus nudillos. Avisaba a su madre de su presencia. Su dulce voz diciendo que entrase le estremeció. Agachó la mirada sintiéndose poco digno de estar allí en su estado, pero aun así, entró. Necesitaba estar con ella.

— ¿Shoto?

El sonido de su voz le hizo elevar la cabeza en su dirección. Adoraba a su madre, la echaba de menos y, por fin, estaba allí frente a él. Las ganas de echarse a llorar le inundaron, sin embargo, dio un paso lento hacia delante, detrás otro y finalmente, sin darse cuenta, aceleró hasta abalanzarse sobre ella. Su rostro cayó en la clavícula de su madre y sus brazos rodearon su cintura. Con el rostro escondido y el cálido abrazo de su madre rodeando su cuerpo, finalmente, Shoto dejó salir las lágrimas que durante tantos días estuvo reteniendo.

— Mi niño – susurró con dulzura, acariciando la espalda de su hijo pequeño con suavidad.

El abrazo se intensificó. Shoto se negaba a soltarla, apretando un poco más y tratando de esconder su rostro todo lo que podía. Su padre siempre decía que los hombres no debían llorar, tenía que ser el héroe número uno, pero... ahora todo carecía de sentido. Su madre, en cambio, acariciaba su espalda con una mano y su cabello con la otra mientras susurraba dulces palabras en su oído y le permitía llorar.

— Shhhh – susurraba su madre – vamos, déjalo salir, cielo.

Ni siquiera era capaz de hablar. Intentó abrir la boca para hacerlo, pero de ella sólo salió un sollozo. Su cuerpo temblaba y sentía sus fuerzas desvanecerse. Sus piernas flaqueaban y pensó que en cualquier momento caería, sin embargo, su madre le mantenía bien sujeto contra su pecho.

— Te quiero – susurró nuevamente su madre a su oído.

— Yo no... – intentó hablar Shoto – no puedo ser un... héroe.

Sus dedos se agarraron con fuerza a la chaquetilla de su madre. Frustración, impotencia y dolor, todo se juntaba en su interior creando un torbellino de emociones negativas sin saber cómo salir de ellas.

— Shoto, tú siempre serás mi pequeño héroe – sonrió su madre sin soltar el abrazo –. Eres mi niño, eres toda mi vida, eres quien me da fuerzas para seguir. Cuando todo va mal, pienso en ti y sé que entonces mi suerte cambiará. Tú eres fuerte, Shoto, y saldrás victorioso de todos los problemas, yo confío en ti.

Las fuerzas le abandonaban y el agarre de sus dedos cesó. Soltó la chaqueta de su madre y dejó caer los brazos. Al sentir aquello, Rei fortaleció su abrazo para evitar que su hijo se derrumbase y le ayudó a acercarse a la cama. Ambos se sentaron en ella, aunque Shoto se negaba a separar su cara del pecho de su madre.

Rei alejó un poco el rostro y apartando el flequillo de su hijo para despejar su frente, depositó un suave beso que pareció empezar a calmar su llanto. Por primera vez, Shoto suavizó sus párpados, dejo de apretar y se relajó. Su madre olía a flores.

— Te quiero, mi niño, te quiero mucho.

— Y yo a ti... mamá.

— ¿Quieres contarme qué ha ocurrido?

Quirk (Boku no hero: Baku-Todo)Where stories live. Discover now