Capítulo 7: El dolor de las palabras

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El sonrojo se apoderó de ambos. El silencio reinaba en el cuarto y frente a la pantalla del ordenador, los dos jóvenes se miraban el uno al otro fijamente sin saber qué decir. La vergüenza era absoluta. Shoto jamás llegó a imaginar que alguien, y menos aún Bakugo, tuviera esa clase de deseos por él, o era lo que parecía al estar su fotografía en la pantalla. Por otro lado, Bakugo no imaginó que sería pillado en aquel acto y menos, por la persona que despertaba su libido.

En un instante, Bakugo fue consciente de la cercanía del rostro de Shoto. Le observaba en un tenso silencio sólo roto por la leve respiración del chico al exhalar. Se le notaba nervioso, pero ambos lo estaban. En una situación así, no sabían cómo reaccionar. No había palabras que poder decir, tan sólo vergüenza por parte de los dos.

Bakugo, todavía con el rubor en sus mejillas, apretó los dientes algo enfadado. Debía decir algo, aunque fuera un insulto, pero cuando sus ojos fueron conscientes de cómo se abrían los labios de Shoto con un leve temblor y su rostro se aproximaba a gran lentitud al suyo, se paralizó.

Ni siquiera estaba seguro de si Shoto había entendido lo que ocurría. No era idiota, pero... sabía que si ahora encontraba una buena excusa, él se creería lo que fuera. Era inocente y no entendía las dobles intenciones, las bromas o los sarcasmos. ¡Tenía que inventarse algo! Pero por más que pensaba, nada llegaba a su mente. No podía dejar de mirar los temblorosos labios de ese chico.

Totalmente embelesado, se mentalizó que debía apartar sus ojos de esa zona para evitar errores o caer en la tentación de besarle. No quería asustar a Shoto y bastante mal estaba ya la situación. Elevó la mirada hacia sus ojos. ¡Fue peor! Su rara heterocromía le volvía más exótico y enigmático, mucho más atrayente que cualquier otra persona que él hubiera conocido. Era fascinante cuanto menos.

El leve contacto de sus labios provocó un escalofrío en Bakugo. Como si hubiera estado dormido hasta ese momento, ahora despertaba de golpe para encontrarse ante la realidad de los acontecimientos. Un ligero roce de labios, un contacto sutil y que no duró más allá de dos segundos. Con el labio inferior, había levantado un poco el inferior de Bakugo como si Shoto estuviera probando si era correcto o no, como si preguntase si realmente había entendido lo que ocurría o debía retroceder. Había sido un pequeño pico sin mayor contacto. Shoto ni siquiera había usado sus manos para agarrarle ni acariciarle.

Al separarse, Bakugo volvió a perderse en la heterocromía de sus ojos. Sus pupilas temblaban ligeramente, lo cual le hacía intuir las dudas que Shoto tenía. Era un chico inexperto en temas del amor y sociales, seguramente lleno de dudas por si había interpretado mal las señales, le miraba esperando una respuesta, pero él no la tenía.

Bakugo estaba tan paralizado como al inicio. Si antes quería insultarle y gritarle, ahora quería algo mucho más diferente. Le miraba en silencio sin saber qué decirle. Todavía intentaba mentalizarse de que Shoto acababa de besarle superficialmente como pidiendo su aprobación o esperando su enfado por haberse propasado.

— Lo sien...

Ésa fue la frase que hizo reaccionar a Bakugo e impedir que terminase de formularla. No deseaba escuchar sus disculpas, odiaba que lo hiciera. Ese chico siempre era demasiado educado, le habían inculcado desde niño a ser así, pero... Bakugo detestaba que fuera tan cortés y mirase por todo el mundo antes que por él mismo. Sus pocas dotes sociales le hacían disculparse más de lo habitual al sentir que no encajaba o creer que hacía algo indebido. ¡Realmente odiaba que Shoto se sintiera mal por cada acción que realizaba y se disculpase casi de inmediato por algo por lo que no necesitaba decirlo!

Sin dejarle acabar esa fatídica frase, Bakugo soltó todo lo que tenía en su mano derecha y agarró con ella el cuello de Shoto. Se levantó con rapidez de la silla donde estaba sin inmutarse en que sus pantalones caerían hasta los tobillos e impulsó el cuerpo de su compañero hacia el colchón tras la silla donde él estaba.

Quirk (Boku no hero: Baku-Todo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora