Capítulo 10: Un hecho: cuatro puntos de vista.

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¡Levántate! ¡Levántate! ¡Maldita sea, levántate!

Con la visión borrosa y estirando el brazo hacia la dirección por donde se había marchado Shoto, Bakugo se maldecía una y otra vez incapaz de conseguir que su cuerpo respondiera. Ni siquiera era capaz de gritar y deseaba hacerlo. Gritarle a ese idiota era lo que más quería en ese momento. No soportaba la idea de que se pusiera en peligro y menos, sabiendo que ahora sin su quirk, no podía defenderse bien.

A lo lejos y pese a ver borroso, observaba la silueta de Shoto golpeando la puerta de madera una y otra vez con su hombro tratando de derribarla; no lo conseguía. Habría sido tan fácil para él tirarla abajo con su quirk... y ahora, hasta una miserable puerta le daba problemas. Sólo era un crío de apenas dieciséis años tratando de tirar abajo una puerta atrancada.

Tras varios intentos con patadas y con su hombro, finalmente, la puerta se abrió para mayor preocupación de Bakugo. No quería que entrase allí dentro. Izuku debía estar terminando de evacuar y era más rápido de lo que Shoto podía ser ahora mismo.

Sentir las manos sobre sus hombros y escuchar las voces del personal médico intentando taponar la hemorragia le hicieron darse cuenta de que iban a llevarlo a la ambulancia más cercana. ¡Tenía que hablar! Tenía que contarles que Shoto estaba dentro del edificio, pero cuando abrió la boca para hablar, sólo pudo escupir sangre.

Incapaz de mantener sus párpados abiertos por más tiempo, empezó a cerrarlos. Ya no podía seguir luchando contra el agotamiento y la pérdida de sangre.

"Somos buenos amigos".

Aquella frase que una vez Shoto confesó frente a todos en una entrevista, fue una de las frases que más feliz le hizo en su vida. Él nunca había tenido amigos de verdad. Le seguían por su poder, porque tenía un quirk poderoso y... la única persona a la que realmente le interesaba su amistad sincera, él se encargó de echarla de su lado. Hoy se arrepentía de aquello, porque por más que siguiera sin saber cómo cambiar su dinámica con Izuku, le consideraba un buen amigo. Que Shoto aquella vez dijera que le consideraba un buen amigo provocó que su corazón diera un vuelco.

Admiraba a Shoto, pero siempre le consideró su rival a batir. Era fuerte y, por extraño que sonase en sus labios, su quirk era mucho más impresionante que el suyo. Su actitud tampoco era mala como la suya y, sin embargo, ambos tenían una cosa en común: apenas tenían amigos.

Bakugo jamás había perdido tiempo en mejorar o tener amistades, quería entrenar y ser el mejor. Shoto, que sí quería tener amigos, fue obligado a entrenar y alejarse de la gente y los niños. Al final los dos habían acabado en el mismo punto pese a elegir caminos diferentes.

Aquel día, sólo se dio cuenta de lo que hacía tiempo ya sentía por él. No quería ser sólo su amigo, quería ser mucho más que eso y, sin embargo, reaccionó gritando como de costumbre y desmintiendo que fueran amigos. A Shoto no pareció importarle o al menos, permaneció inexpresivo como acostumbraba.

— Dadme una de lidocaína.

Aquella voz masculina fue la primera que escuchó Bakugo al abrir de nuevo los ojos. El dolor era intenso, seguía sin poder hablar y más ahora que una mascarilla de oxígeno estaba en su boca y nariz. A su alrededor había por lo menos tres personas a las que no conocía tratando de frenar la hemorragia. Veía los guantes ensangrentados por encima de su cuerpo mientras se pasaban el instrumental.

¡Shoto! Su cabeza sólo podía pensar en él pese a estar en esa ambulancia. No podía hacer nada, su cuerpo seguía sin poder moverse, pero... sus ojos se humedecieron. Todos creerían que era producto del dolor. Todos se equivocaban. Lo único que deseaba escuchar era que Shoto estaba bien.

Quirk (Boku no hero: Baku-Todo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora