33. Bodega

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—Cassandra — La castaña se quejó. — Despierta, joder.

—¿Qué? — Fue como un balde de agua fría. Recordó en donde estaba. — ¿Qué pasó?

—Chicas tontas — Cassandra después de meses sudó frio. — Debajo del árbol estaba Delphine mirándolas muy molesta. — Sabría que estarían por aquí.

—Yo... — La castaña estaba por tener diarrea verbal.

—Ahórrate la excusa, Rosé ya me dijo todo — Ambas chicas se miraron. — Baja, entraremos tu y yo, Rose tu harás guardia. Esta amaneciendo, no tenemos velas o linternas para entrar, logremos que la luz de la luna nos guie y podamos buscar adentro. Si alguien viene, ya sabes que hacer. Apúrate Cassandra, no tenemos mucho tiempo, descartemos ese sueño.



***



Después de atravesar el patio trasero, cruzar una zanja, el granero y los establos abandonados lograron llegar a la puerta. La mansión estaba abandonada o eso parecía.



—La bodega está en el sótano, solo hay una entrada, es la misma entrada es la salida. Lo que sea que busques tiene que estar ahí, de no ser así al menos lo intentamos.

—¿Cómo llegó ahí?

—Viví casi toda mi vida aquí, déjamelo a mí, escóndete por ahora — Delphine entro con mucho cuidado por la puerta, pero de un momento a otro empujó uno de los estantes. Este cayó causando mucho ruido.



No se escucho nada mas que el eco del golpe.



—No hay nada, debemos de avanzar —Delphine corrió hacia lo que parecía una cocina. — La bodega era una parte del sótano.

—¿No deberíamos esperar a que oscurezca? — Ya amaneció alguien nos podría ver.

—Los ladrones y criminales siempre atacan de noche, nadie esperaría a dos mujeres en el día, ¿no?



Caminaron en silencio, ambas mirando a todas partes esperando algo, pero simplemente estaba vacío. Se escuchaban los roedores.





—Es muy raro, ¿Por qué dejarían este lugar solo? — Delphine llevaba la delantera. — Algo no encaja. Démonos prisa.




Caminaron hasta una puerta dañada, bueno eran trozos de madera que en algún momento fue una puerta. Entraron, la luz del día logró dejarles ver al menos el final de las escaleras. Una vez que lograron entrar al sótano, todo era un desastre es como si alguien hubiera entrado a buscar algo dejando un desastre. La luz del día permitió ver frascos tirados, sillas rotas, pedazos de medera, platos y vasos rotos, cubiertos y metal esparcidos.



—¿Por dónde empezamos?
—Por descubrir como abrir la bodega — Delphine señalo una pequeña ventana donde se filtraban los rayos del sol.

—¿Cómo?
—Cuando esta mansión estaba en función nadie podía entrar más que los Blackwood, este cuarto es la alacena, pero la bodega esta dejado de esa ventana. Yo solo supe de su existencia porque tu madre en su última noche corrió aquí buscando algo en ese espacio.

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