01. Consejos

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0.1



        Consejos.




Cassandra caminaba entre los pasillos de ese enorme y lujoso castillo con la boca abierta, tenía la pequeña mochila en la espalda que había comprado en Walt-Mart antes de irse de América, pero sabía que tenía que ir de compras porque desde que cruzo el umbral de aquella construcción medieval vio desde Prada hasta marcas de diseñador que en su vida había visto en las bolsas y mochilas de los estudiantes de esa escuela. Suspiro sujetando entre sus manos los papeles de registro antes de entrar a la que parecía la oficina principal, sabía que no encajaría en aquel lugar, maldijo el día que su madre se volvió a casar con aquel extraño hombre y decidieron mudarse de Estados Unidos a aquella isla perdida del mapa. Y vaya que habían tardado para llegar. Para realizar toda la travesía desde Arkansas hasta esa isla tuvieron que tomar un avión de Conway hasta Singapur, de allí un avión privado o eso parecía porque solamente lo ocuparon su madre, Eliezer Mattos, el nuevo esposo de su madre y ella. Lo extraño es que no podía decir mucho de su experiencia en el avión porque después que la aeromoza le dio su coca-cola se quedó profundamente dormida y no despertó hasta que su madre la despertó diciendo que habían llegado a la isla que sería su nuevo lugar. Su cuerpo aún no se acostumbraba al cambio de horario ni aquel extraño lugar, por no decir mucho ni siquiera sabía si hablaban el mismo idioma que ella ni el bendito nombre de esa isla. Apenas tenía 12 horas en ese lugar y su madre ya la había mandado a la escuela.

—Disculpa — Escucho que una voz la saco de sus lagunas mentales. Era una mujer de mediana edad con un traje de color caoba que se ceñía a su cuerpo a la perfección, Cassandra se sintió intimidada, esa mujer tenía mejor cuerpo que ella o eso pensó. — ¿Puedo ayudarte?

La castaña miro para todas partes sin saber que decir, pero después de unos segundos reacciono. Gracias a Dios hablaban uno de los dos idiomas que ella sabía. Inglés.  Su madre, Delphina Milano, era latina y le había inculcado su idioma materno, y la chica se lo agradecía. Cuando estuvo en Estados Unidos fue de mucha ayuda, ahora no lo sabía pero no estaba de más saber más de un idioma. ¿Su padre? No lo sabía y desde ya hace mucho tiempo había perdido el interés en preguntar a su madre ya que la mujer nunca le respondía sus preguntas. Lo único que tenia del que alguna vez fue su padre era un extraño collar con una forma extraña forma, algo parecido a una estrella, hecha de una material también extraño, con una extraña inscripción atrás, con su nombre o eso creía porque era "C. B." o tal vez era el nombre de su padre, no lo sabía y su madre no le decía tampoco, ese collar nunca se lo quitaba, jamás. Para ella era un recordatorio que no olvidaría quien era ni de dónde venía, tal vez su padre no quiso estar con ella o con su madre pero ella era consciente que no debía odiarlo, el karma siempre llega en el momento indicado. Eso era para ella ese collar, un recordatorio para no odiar a nadie. La vida era una perra muy sabia que siempre tenía la razón.

—Sí, yo... — Tartamudeo un poco pero después se aclaró la garganta. — Soy de nuevo ingreso, no sé qué debo de hacer para el papeleo, mi madre me mando solamente con los papeles, y soy nueva en este lugar...

— ¿Nombre? Espera deja adivino — Sonrió la mujer, bueno al menos era simpática. — ¿Cassandra Milano?

Ella asintió algo confundida.

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